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La Audiencia Nacional archiva la causa contra el supuesto yihadista alcireño

Un preso con problemas psiquiátricos le señaló como autor intelectual de la carta con amenazas a Rajoy y Aguirre que el PP recibió en la sede de Madrid La policía le acusaba de captar y adoctrinar terroristas en la cárcel de Segovia

La Audiencia Nacional archiva la causa contra el supuesto yihadista alcireño

El juzgado central de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional ha decretado el sobreseimiento de la causa por los delitos de terrorismo, en este caso yihadista, en la que estaba inmerso Abdelmahid Chiakhi, un ciudadano de origen marroquí que residió en Alzira durante más de una década, a raíz de la carta con amenazas de muerte al presidente Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre que llegó a la sede central del PP en la calle Génova. La misiva, parcialmente escrita en árabe y que incluía versículos del Corán, salió del centro penitenciario Torredondo de Segovia, donde Chiakhi cumple condena por malos tratos a su mujer. Otro preso que aparecía como remitente le señaló como la persona que había dictado el contenido de la carta amenazante -con posterioridad le relacionó con atentados yihadistas cometidos en Europa- mientras que Chiakhi alegó que únicamente había coincidido con este preso en la enfermería del centro penitenciario y que su «única relación» fue rechazar los «reiterados ofrecimientos sexuales» que éste le había realizado.

El magistrado que está al frente de este juzgado central, Eloy Velasco, ha decretado el sobreseimiento provisional de las actuaciones -sólo se reabriría en el caso de que aparecieran pruebas nuevas- mientras que la defensa de Abdelmahid Chiakhi, asumida por los abogados Rafael Vázquez Prósper y Vicente Sanmartín Vázquez, ha anunciado que solicitará el tercer grado para su representado al entender que ha cumplido ya más de las dos terceras partes de la pena y reúne todos los requisitos para acceder al mismo de forma que sólo tenga que pernoctar en la prisión «durante unos meses más». Los letrados destacaron ayer que el auto de Eloy Velasco recoge todas las tesis que habían expuesto en su petición de sobreseimiento tras escuchar la declaración oral de los tres investigados que, como ya adelantó Levante-EMV, se produjo el pasado 4 de mayo.

En ese momento, uno de los implicados de origen árabe ya señaló a un preso italiano con antecedentes psiquiátricos como el autor intelectual de la carta, reconoció que él había escrito la parte en árabe como un favor y a cambio de hachís, aunque ignoraba el destino de la misma. En su declaración ante el juez indicó que cuando once días después le informaron del destino de la carta casi se volvió loco, aunque no dijo nada a nadie.

Las fuerzas de seguridad detuvieron el pasado mes de noviembre a Abdelmahid Chiakhi por, según informó el ministerio, captar y adoctrinar internos de la prisión de Segovia para el Estado Islámico. Un informe policial le vinculaba con el salafismo y, de hecho, las fuerzas de seguridad consideraban que era una persona «totalmente radicalizada» y que su trabajo en la cárcel consistía en captar a presos que estaban a punto de cumplir condena y quedar en libertad.

Estas acusaciones ya nadie las contempló durante el interrogatorio cuando los tres presos investigados comparecieron ante el juez de la Audiencia Nacional a principios de mes. Chiakhi negó entonces cualquier relación con grupos terroristas y atribuyó a su negativa a ceder a las prácticas sexuales que le pedía el otro preso que le hubiera acabado implicando en la carta dirigida a la sede central del Partido Popular, en la que se amenazaba de muerte a Rajoy y a Esperanza Aguirre, y se anunciaba la colocación de bombas en Madrid y Barcelona.

El auto que ordena el archivo provisional señala que el preso que aparece en el remite y que dictó el contenido amenazante de la misiva sufre un trastorno bipolar con episodios maniacos recurrentes y trastornos de ideas delirantes, y que, según había manifestado al otro implicado, su intención real era cambiar su régimen penitenciario- «O más como consecuencia de su enfermedad, llamar la atención de las autoridades sobre su persona», apostilla el juez, que concluye que dadas las circunstancia no se puede considerar que se haya producido un delito de amenazas y ordena el sobreseimiento.

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