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La defensa del Xúquer depende de los voluntarios

Representantes de grupos ecologistas coinciden en Sueca con la importancia del trabajo realizado por los ciudadanos en la recuperación del río

La defensa del Xúquer depende de los voluntarios

La mirada está puesta en la recuperación del Xúquer desde Tous hasta el mar a través de un proyecto participativo. Por ello, el papel de los movimientos sociales, entidades ciudadanas y particulares en la recuperación de ríos y zonas húmedas fue el tema de la mesa redonda celebrada el pasado viernes en Sueca para «aunar y aprender de dos proyectos Life importantes que se han llevado a cabo en España», afirmó Pere Merino, de Ríos con Vida, moderador de la charla que se llevó a cabo en la sede de la Mancomunitat de la Ribera Baixa, impulsada por la Fundación Nueva Cultura del Agua. Merino apeló, también, a la necesidad de sensibilizar sobre ésa carencia medioambiental.

Jorge Sánchez Balibrea, de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), que representó al Life Segura Riverlink, explicó que en su caso han ido más allá de la colaboración de su organización no gubernamental (ONG) con la administración. El trabajo «se ha abierto a diversos colectivos como otras asociaciones locales de carácter ambiental, o incluso cultural, lúdico o deportivo, así como a los propietarios colindantes al río», dijo. Entendían que plantear la restauración del río Segura, aunque fuera de dominio público hidráulico, sin contar con el vecino colindante, «era orientarnos hacia el fracaso». «Al final, quien se queda a la orilla del río van a ser ellos, y los que están allí 24 horas son ellos, por eso lo planteamos con esa orientación», observó.

Life Segura Riverlink lleva ya tres años de desarrollo y queda uno para finalizar. «Desde el principio se planteó con una clara participación social», a pesar de que «requiere un esfuerzo extraordinario en cuanto al diseño del proyecto», manifestó Sánchez. «Ya no eres tú solo quien diseña y ejecuta conforme a tu opinión, o aplicas solo criterios técnicos, sino que debes tener en cuenta también criterios de oportunidad». «Si a un agricultor en concreto, por ejemplo, no le apetece que se planten determinadas especies porque le afectan a su cultivo; tienes que variar tu idea y ser flexible», manifestó. Aunque ello, dijo, comporte una mayor complejidad para alcanzar el objetivo de recuperar el río, «al final se gana muchísimo», confesó.

Sánchez alertó del peligro que corren estos planes que funcionan durante los cuatro años en los que hay dinero y al quinto ya se ha olvidado todo. Por ello, promueven la custodia del territorio, alcanzando acuerdos para que, en parte sean los propietarios quienes, con el apoyo de las ONG ambientales, mantengan esa restauración, más allá del período de desarrollo del proyecto. «La idea es intentar que quede gente unida a los proyectos de restauración, incluso a pequeños trozos», dijo. «Hay quien se ocupa de tres, cuatro o cinco metros lineales de río», contó por que «ese pequeño rosario de gente es lo que está permitiendo el mantenimiento de la restauración». Y puso como ejemplo que estos agricultores están colaborando en el control de la caña y en algunos casos, donde el propietario es más sensible, incluso están poniendo parte de sus terrenos para que se destinen a restauración del bosque».

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