Los padres denunciaron, por primera vez, la desaparición de la menor el pasado mes de febrero. La adolescente ya había protagonizado algunos episodios de fugas durante los meses anteriores, escapándose por la ventana de su casa. La niña acudía a ver a su novio, mayor de edad, lo que provocaba grandes dolores de cabeza en sus padres, que desaprobaban la relación. Los progenitores internaron a la joven en un centro de menores, de donde se escapó en febrero. Los familiares tardaron más de una semana en encontrar a la chica. El paso de los meses no mejoró la situación, ya que las fugas se repitieron hasta hace apenas unos días, cuando la Guardia Civil encontró a los jóvenes juntos en Carcaixent.
Tras el juicio rápido del pasado sábado, se eligió el día de ayer para determinar la sentencia que recaería sobre Eduardo G. O. El pasado fin de semana, el juez dejó en libertad al joven tras escuchar las declaraciones de la menor, que en contradicción con lo que había manifestado a sus padres y ante la Guardia Civil, negó ante el tribunal encontrarse retenida en contra de su voluntad. Agentes de la Benemérita encontraron a la pareja el mismo viernes, tras una nueva fuga de la menor, lo que implicaba el incumplimiento de la orden de alejamiento por parte del ahora condenado.
Su padre relata que este es el final de un capítulo, aunque quedan algunos más en el tintero: «Ahora ya estamos un poco más tranquilos, aunque ves cómo el chaval se ríe de todo, parece que no le importa ir a la cárcel y sabes que no cumplirá toda la condena, por lo que se te queda mal cuerpo; además, todavía tenemos que vernos las caras con él en septiembre, ya que quedan abiertas algunas causas en su contra, como inducir a nuestra hija, menor, a abandonar su hogar», sentencia el padre.
