Los trabajos de los últimos años revelaron una estructura agraria de almacenamiento y producción en esta zona y la importancia política del recinto.Los materiales descubiertos en aquel momento en la superficie consistían principalmente en grandes contenedores y otros de tamaño más pequeño y, en menor cantidad, restos de vajilla de sigillata, la cerámica fina de mesa de las épocas, que se usaba para comer, tanto hispánica como gálica. Los restos databan, en principio, del siglo I hasta el IV. El citado material de almacenamiento se producía en la propia villa, conocida como Garroferal de la Blanca. Paralelamente, se hallaron fragmentos de dolia —recipientes de barro— con defectos de cocción. Los expertos señalaron que almacenar en grandes contenedores la producción agrícola que se hacía allí mismo era una práctica habitual dentro de la gran finca, que constituye una de las principales riquezas patrimoniales de la zona.
Los descubrimientos más recientes (del pasado año) desvelaron que Turís fue, en época ibérica, un referente político, social y comercial de la zona de levante. Se convirtió en un centro de poder que controlaba un ancho territorio, siendo nexo de unión entre la costa y el interior. Los estudios determinaron que la Carència tenía una verdadera actividad comercial al hallarse objetos documentados, tanto griegos como fenicios, ibéricos y romanos, destacando un millar de monedas. Prueba de ello dio, también, la localización de más de 80 pequeños yacimientos en la zona, los cuales dependían de la fortificación turisana.
