La literatura es un importante elemento de creación de la realidad, aunque muchas veces se edifique desde la ficción. Es por ello necesario suprimir un lenguaje sexista que ha discriminado a las mujeres durante siglos. La apertura del ciclo de conferencia de los Premis Literaris Ciutat d'Alzira tuvo ayer un especial carácter feminista, con la participación de la vicepresidenta del gobierno valenciano, Mónica Oltra; la consellera Carmen Montón; la vicepresidenta de la Diputación de Valencia, Maria Josep Amigó; y las diputadas María José Catalá y Àngela Ballester (la primera en la Corts y la segunda en el Congreso). Una mesa de auténtico lujo con cinco representantes del éxito de las mujeres en la política, conquistado a base de lucha y de experiencias diarias no siempre agradables.
El alcalde de Alzira, Diego Gómez, dio la bienvenida a los Premis y dijo que las mujeres son imprescindibles para el progreso socioeconómico del territorio valenciano. Después el editor de Bromera Josep Gregori destacó la aparición de una nueva categoría en los premios gracias al apoyo del Consorci Ribera-Valldigna. Sin embargo, la jornada tenía protagonismo femenino. La primera en subir al estrado fue la vicepresidenta. Oltra subrayó que el machismo es la plasmación de la relación de poder, de la dominación que quieren ejercer los hombres cuando las mujeres empiezan a nivelar la balanza. «Queremos que la perspectiva de género impregne todas las prácticas del gobierno valenciano. Porque la igualdad, como la libertad, no llega sola y hay que luchar para conseguirla y también hacen falta leyes para garantizarla». Oltra repasó, con un discurso en el que no faltó su humor, el lenguaje sexista que se utiliza también en algunos medios de comunicación, por ejemplo en el deporte. «Por primera vez, sin embargo, el feminismo es cosa de también de hombres, que buscan su nueva identidad», dijo Oltra.
Después fue el turno de la mesa redonda. Àngela Ballester participó a través de un video debido a las sesiones del Congreso. Puso sobre la mesa la necesidad de que las mujeres conquisten la primera línea de la política, «porque sólo así se consigue que se democratice. La presencia es imprescindible pero no suficiente». Recogió el guante la consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, Carmen Montón, sin duda la más formada en el discurso feminista. Dijo que las mujeres políticas tienen la responsabilidad de materializar los discursos de igualdad y lanzó varias preguntas: «¿La democracia ha cubierto las demandas de las mujeres? ¿Vivimos una ciudadanía plena? Las dudas son más que razonables. Porque para que a una mujer se la deje dar un paso adelante, un compañero debe dar un paso atrás y el patriarcado se resiste». Catalá, por su parte, consideró que el machismo se debe revertir desde la educación y que las mujeres se ven obligadas a doblar esfuerzos para demostrar su valía. Amigó, por último, subrayó la importancia de la ley de paridad y criticó la poca presencia de mujeres en los principales cargos, por ejemplo, de presidentas.
