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Gasto

El Consell gasta 3.000 euros al mes en luz en el edificio 'inteligente' de Carlet que no utiliza

El centro para la investigación hortofrutícola que lleva seis años sin actividad gasta más de noche que durante el día pese a que se instaló un sistema que abarataba el consumo - El Consell se plantea venderlo pero el ayuntamiento se resiste

El Consell gasta 3.000 euros al mes en luz en el edificio 'inteligente' de Carlet que no utiliza

El centro hortofrutícola de Carlet, que el Consell del PP decidió levantar en plena crisis económica, pero que nunca inauguró oficialmente ni ha dotado de contenido para su actividad investigadora genera un coste para su propietario, la Conselleria de Agricultura, de unos 3.000 euros mensuales por el suministro eléctrico.

El elevado consumo del centro, que apenas tiene actividad ya que únicamente es sede de una fundación alimentaria, es todo un misterio pese a que numerosos técnicos han inspeccionado la instalación eléctrica del edificio, en el polígono Ciutat de Carlet.

Lo que más llama la atención es que se construyó como un edificio «inteligente», que abarataba el consumo de electricidad a través de un moderno sistema de iluminación. Pero ha ocurrido justo lo contrario. A la hora de la verdad, el centro no parece muy dotado en cuestión de inteligencia, ya que gasta más por la noche, cuando su uso es teóricamente menor, que durante el día. El Ayuntamiento de Carlet ha requerido a la empresa instaladora, pero la firma ya no está activa por lo que la conselleria se ha dirigido a la constructora.

En realidad, el Consell no sabe qué hacer con el edificio e incluso se plantea la venta del inmueble, cuya construcción costó más de tres millones de euros, aunque la alcaldesa de Carlet, Maria Josep Ortega, presiona a la conselleria para darle una utilidad. De hecho, Ortega ha planteado la propuesta de centralizar en Carlet todas las cuestiones relacionadas con la agricultura ecológica.

La consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, Elena Cebrián, aseguró ayer en el pleno de las Corts, tras una pregunta de la propia alcaldesa de Carlet, que la situación del centro es «frustrante» para el actual Consell. Cebrián asegura que la instalación forma parte de la «ruina en diferido» que ha heredado el actual ejecutivo y admite que no hay dinero para ponerlo en marcha.

«Al PP no le interesaba la investigación, levantaba obras como la de Carlet, propagandísticas, ni tenía un plan de funcionamiento, ni de dotación de personal, se hizo sin ninguna previsión», denunció Cebrián en el pleno. En ese punto, la consellera desveló que su departamento valora reconvertirlo en un centro educativo, de uso universitario, o incluso venderlo si sale una buena oferta, aunque el ayuntamiento, gobernado como la conselleria por Compromís, no quiere deshacerse de él. La historia del centro hortofrutícola que la diputada Ortega desgranó ayer en la sesión de control al Consell es la del quiero y no puedo.

El 9 de marzo de 2009, el expresidente de la Generalitat Francisco Camps acudió a Carlet acompañado de cinco consellers, senadores, diputados, alcaldes y concejales del PP para poner la primera piedra del centro tecnológico. Era su primer acto público después de que apareciera por primera vez su nombre ligado al caso «Gürtel». La licitación de la obra se había firmado apenas dos días antes y el Ayuntamiento de Carlet cedió una parcela de 2.081 metros cuadrados mientras que la conselleria invirtió 3,2 millones.

Una construcción con incidentes

En septiembre de 2009 fallaron dos anclajes y se desplomó la estructura como consecuencia de las lluvias, según indicó entonces la conselleria de Agricultura. Apenas unos meses después se desprendieron cinco tabiques y un voladizo y en esa ocasión el incidente se atribuyó al viento.

Camps y su entonces consellera Maritina Hernández aseguraron que el centro tecnológico hortofrutícola se dedicaría a la investigación, desarrollo e innovación, transferencia de tecnología y formación de jóvenes en la hortofruticultura. Nada de eso ha ocurrido. Ni las cooperativas de la zona consideran que el edificio pueda tener utilidad alguna en las condiciones en que se levantó.

Allí siguen ocho laboratorios nuevos, sin estrenar, con sus probetas, sillas y material todavía envuelto en plásticos, más de un lustro después. La alcaldesa de Carlet denunció ayer en el pleno el «derroche» en lo que a su juicio es «el aeropuerto sin aviones de la Ribera» y criticó la forma en que el PP «echaba a perder o regalaba el dinero público». «Este centro lleno de goteras y que es una calamidad, no ha pasado de ser un enorme agujero negro en la gestión de las políticas destinadas a la modernización y mejora del sector agrario valenciano», añadió Ortega.

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