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Educación sigue un mes después sin enviar a Alberic el educador que prometió

El grupo de menores requiere atención de profesionales especializados al presentar problemas motores, autismo o síndrome de Asperger

Educación sigue un mes después sin enviar a Alberic el educador que prometió

Nada ha cambiado en un mes. La situación sigue igual en los colegios Rafael Comenge y El Convent de Alberic, donde los alumnos con necesidades especiales se ven desatendidos al tener que compartir una educadora contratada a media jornada. La otra profesora de apoyo se trasladó al instituto, ya que una menor culminó sus estudios de primaria, dejando a las dos escuelas con una única persona para cumplir este cometido. Pese a que tanto la Conselleria de Educación como el propio inspector del área prometieron a los padres y a los centros que la ayuda llegaría este mes, lo cierto es que octubre está llegando a su fin y siguen sin obtener una solución. Las educadoras se muestran impotentes y reclaman atención completa para los pequeños.

Los padres y madres de los colegios de Alberic vieron cómo empezaba el curso en septiembre y tenían que compartir una única educadora a media jornada. Ésto implicaba que dedicara el 30 % de sus horas a un centro y el 20 % al otro. Fueron los propios progenitores los que denunciaron esta situación al considerarla «lamentable y de dejadez total». Así pues, pasaron los días con la promesa por parte de las autoridades competentes de que este inconveniente se solventaría, pero sigue sin cumplirse.

Las educadoras son las que mejor comprenden la situación de los menores y por ello se muestran indignadas: «Estamos hablando de niños con retrasos mentales o motores, autismo, Asperger... Necesitan rutinas diarias, tener un cierto seguimiento que ahora no pueden recibir al partir el horario entre los dos colegios», explican. Las necesidades de estos menores «requieren atención toda la semana», comenta una de las maestras de apoyo de Alberic, que reclama «atención al 100 %» para los pequeños. «Parece que no comprendan que uno no deja de tener autismo un día, cuando necesita ir al baño no tiene que esperar a que su educadora vuelva al día siguiente y un maestro no tiene porqué dejar de lado al resto de la clase para atenderle».

Por ese motivo su frustración ha ido en aumento desde que se inició el curso: «Sientes impotencia cuando vas a trabajar porque sabes que se está prestando un servicio deficiente y encima tienes la sensación de que no les importas porque el inspector de la zona nos prometió que mandaría a una persona más y seguimos sin respuestas, la última vez nos remitió directamente al conseller y al final lo único que ves es cómo están excluyendo a estos niños de la educación», sentencia un represente de la comunidad escolar.

Las profesoras de apoyo inciden en su reivindicación: «Tan sólo queremos respuestas, nos dijeron que todo volvería a la normalidad y es mentira; no puede ser que aquí sean las madres las que tengan que moverse para tener algo tan básico como las educadoras que sus hijos necesitan, porque aquí hay niños de educación especial que no reciben una educación especial; a veces parece que las instituciones no sean conscientes de cómo funciona un colegio», afirma una profesora.

El director del centro constató hace ahora un mes las carencias que sufre el mismo: «Es evidente que tenemos una necesidad. La conselleria conoce nuestra situación y nos dice que el hecho de compartir una educadora es sólo una solución transitoria y que se espera poner fin al problema». Y sentenció: «La escuela no puede aguantar todo el curso de esta manera». Todos están de acuerdo: madres, padres y educadoras ansían una pronta solución para que los niños con necesidades especiales prosigan su educación con un mínimo de garantías.

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