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La disputa interna en la Unió Musical de Carlet acaba en los tribunales

La junta acusa al sector crítico de falsificar firmas para exigir su cese - La presidenta de la entidad musical emplaza a los disidentes a presentar una alternativa a las próximas elecciones en vez de reclamar su dimisión

La disputa interna en la Unió Musical de Carlet acaba en los tribunales

La Unió Musical de Carlet vive tiempos convulsos. La banda vive momentos complicados, grandes tensiones internas que, sin embargo, se entremezclan con excelentes resultados en certámenes de música. El último enfrentamiento se ha agravado con la intervención de la Federación de Asociaciones Musicales de la Comunidad Valenciana, que ha denunciado a varios socios por, presuntamente, falsificar al menos una rúbrica de una recogida de firmas planteada para forzar la destitución de la presidenta de la sociedad, Mari Carmen Briz, muy cuestionada por un importante número de músicos y socios.

La inestabilidad se arrastra desde hace tiempo, pero ahora ya se ha vuelto insostenible. Una parte de los socios reivindica un cambio en la junta directiva que se ha materializado en una recogida de firmas que de ningún modo acepta la presidenta. El conflicto amenaza con judicializarse. «No puede ser que un día se realice una asamblea en la que se aprueban los presupuestos, y al siguiente ya se esté enviando un burofax con setenta firmas. No hay tiempo material posible para movilizar a tanta gente», sostiene la máxima responsable de la Unió Musical.

En un intento por descalificar al grupo disidente, la responsable de la banda investigó detenidamente las firmas y centró sus sospechas en al menos una de ellas. Briz cree que la rúbrica ha sido falsificada: «Detectamos que una era falsa y de hecho el dueño de la misma lo ha reconocido. Ante esta situación la federación de bandas decidió actuar y denunciar a las personas que promovieron la recogida». En ese sentido, se desmarca de algunas acusaciones que la situaban como promotora de la denuncia y recalca que es la propia entidad autonómica quien la ha interpuesto.

No obstante, el ánimo de judicializar la disputa interna ha molestado al sector crítico, que reclama la dimisión de la actual junta directiva. Al respecto, Briz ha expresado que la junta «es legítima porque fue elegida por la asamblea; simplemente nos están persiguiendo ya que sólo quieren que nos vayamos, ni si quiera proponen nuevas medidas para mejorar la banda, quieren nuevos cargos y si eso es lo que desean, que presenten una candidatura a las elecciones del próximo año y que la sociedad decida, pero no nos vamos a ir y menos de esta manera». Además, la presidenta acusa de «complot» a algunos músicos «que no van a los certámenes y luego dicen que la sociedad les tiene como en una lista negra, lo cual es falso».

Es un capítulo más de los incidentes que han acompañado a la banda en los últimos meses. Sin ir más lejos, el pasado junio las disputas ensombrecieron el primer premio logrado en el certamen, pese a que llevaban 19 años sin conseguir triunfos. Una vez se supo el resultado, en lugar de desatarse la euforia, miembros de la propia entidad desplegaron una pancarta que rezaba: «Presidenta i junta: dimissió!! És el que demana tota la Unió!!». La pancarta se retiró de inmediato.

Testigos presenciales contaron que, cuando el concierto acabó, hubo una agresión. El atacante, según múltiples testigos, fue el marido de la presidenta, que esperó a la salida y se abalanzó sobre el socio que sacó la pancarta. Briz, en cambio, aseguró que su marido sólo se defendía frente el «acorralamiento de varios socios».

El día siguiente, la sede de la Unió Musical amaneció con una pintada con las mismas consignas de la pancarta. Actos que la presidenta ha considerado como «ataques a la imagen de la banda que nada tienen que ver con ejercer la libertad de expresión».

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