El desembalse controlado de la presa de Bellús causó el lunes cierta alarma a los vecinos de la Ribera, que ya miraban con preocupación el elevado caudal del Xúquer. Se trata de una presa de laminación, construida en el año 1995 para regular el caudal del Albaida, con una capacidad máxima de 69,19 hectómetros cúbicos, según la ficha de la propia Confederación Hidrográfica del Júcar, aunque el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) registra a las 14 horas del lunes el momento que más agua acumuló el embalse con 23,94 hm3.

La CHJ defiende que se cumplieron «escrupulosamente» las normas de explotación del embalse y que si no hubiera existido la presa de Bellús, «la Ribera se hubiera inundado». Fuentes del organismo de cuenca detallaron que las intensas precipitaciones aguas arriba provocaron que llegaran a entrar en Bellús 1.250 metros cúbicos por segundo mientras que la presa desembalsaba 200 m3/s. «La presa retenía en torno a mil metros cúbicos por segundo», incidieron las mismas fuentes, mientras señalaban que Bellús cumplió perfectamente su cometido como presa de laminación.

Se da la circunstancia, como ya informó Levante-EMV en su día, de que las normas de explotación de Bellús marcan unas limitaciones ya que superadas ciertas cotas, el agua afecta a la línea del ferrocarril Xàtiva-Alcoi por lo que, a la espera de un proyecto de desvío, la acumulación de agua en el embalse no puede pasar de 29 hectómetros cúbicos.

La Confederación Hidrográfica del Júcar, preguntada por este aspecto, defendió que tenía «asumido» que «si hubiera sido preciso retener más agua, se hubiera retenido, aunque se inundara la vía férrea», pero incidió en señalar que se había cumplido escrupulosamente las normas de explotación y que hubo un control exhaustivo en todo momento de la situación.

Las intensas precipitaciones del pasado fin de semana provocaron espectaculares crecidas en ríos y barrancos de la Ribera e incluso el desbordamiento del Xúquer en la confluencia con el Albaida, a la altura de Alberic. Las autoridades activaron la alarma por posibles inundaciones, inicialmente con la denominada situación 0, si bien por la tarde se activó la alerta 2 por máximo riesgo al temer un desbordamiento del Xúquer que afectara a núcleos urbanos, que no llegó a producirse. El Xúquer alcanzó una punta máxima de caudal de 418 metros por segundo en el aforo de Huerto Mulet (Algemesí) a la 1,55 del martes y, a partir de ese momento, empezó a descender lentamente, dejando atrás una larga jornada de angustia en municipios como Alzira, donde la alerta por una posible avenida activó el subconsidente colectivo y las zonas altas como la Muntanyeta, el sector Huerto de Galvañón o Santa María de Bonaire y el puente de la propia CV-50 se colapsaron de vehículos.

Los alcaldes convocados por la dirección general de Emergencias al centro de coordinación constituido tras activarse la alerta 2 criticaron abiertamente la falta de información de la Confederación Hidrográfica sobre lo que estaba sucediendo y lo que podía venir. El propio alcalde de Alzira, Diego Gómez, denunció que se había enterado del desembalse de Bellús por un video que le llegó al móvil.