El Partido Popular de Alzira ha reprochado que una de las figuras que participó en la Cabalgata de Reyes exhibiera de manera visible los colores rojo, amarillo y morado, característicos de la bandera republicana. La figura en cuestión, un búho de grandes dimensiones que desfilaba junto a otros animales, portaba un trenzado inferior de vivos colores que, en su composión frontal, ha llevado al PP a interpretar que representaba una bandera tricolor. La formación conservadora ha calificado de «indecente» dicha circunstancia, a la vez que descarta que fuera un hecho fortuito dado que «no es la primera vez que se producen este tipo de casualidades desde que gobierna el tripartito».

Durante los días posteriores a la cabalgata, el PP alcireño asegura que recibió diversos mensajes con fotografías de la figura que, entre otros, incluía los colores de la bandera tricolor implantada en la Segunda República. El portavoz de los populares, José Andrés Hernández, evocó ayer las palabras de Diego Gómez, alcalde de Alzira, al inicio de su mandato: «Recordemos cómo el día en el que juraba su cargo dijo aquello de que su bandera iba a ser que ningún niño pasara hambre y, una vez más, vuelve a quedar claro cuál es su verdadera bandera».

A su vez, Hernández consideró que dicha enseña «ofende a mucha gente» y que «estaba fuera de lugar, tanto por acción como por omisión, y más tratándose de un acto para niños». También destacó que nunca hasta ahora «se habían juntado esos colores en ningún acto». E ironizó: «Hasta la llegada del tripartito estas 'casualidades' no se producían».

Por su parte, el equipo de gobierno local defendió que no existía ninguna intencionalidad en que esos determinados colores aparecieran: «Se trata de una figura que iba dando vueltas durante todo el recorrido, por lo que dependiendo del lugar en el que uno estuviera podía ver una cosa diferente, pero desde luego no se puede acusar al "tripartito de ir luciendo la bandera republicana aquí y allá? eso no es real», remarcó ayer un portavoz del gobierno municipal.

Compromís, PSPV y EU lo toman como «una crítica absurda y ridícula, alejada de una verdadera oposición» y opinan que esos argumentos «están totalmente desfasados en la sociedad actual». «Al menos, nos queda claro que no son daltónicos», apostilló ayer la edil de Fiestas, Isabel Aguilar.