«La Ribera no debería utilizar el agua de sus pozos contaminados para uso humano». Así de contundente se manifestó ayer el director general del Agua, Manuel Aldeguer, durante su comparecencia ante la comisión que investiga la contaminación de los acuíferos de la comarca en las Corts. Aldeguer hizo especial hincapié en que no debería utilizarse dicho caudal ya que, pese a mezclarse con el de la potabilizadora, todavía permanecen pequeñas cantidades de nitratos, «lo que podría suponer un caso de "microcontaminación" y se desconoce si tendría consecuencias a lo largo de toda una vida consumiéndola».

Zonas sin control

Otra de las cuestiones más importantes que se abordaron en la sesión parlamentaria de ayer fue la gran cantidad de urbanizaciones diseminadas, algunas incluso ilegales, que durante décadas han aflorado en el territorio y que carecen de mecanismos de control a la hora de evacuar aguas residuales o de contar con un suministro de calidad para sus residentes.

Aldeguer insistió en una idea que ya se ha sido abordada con anterioridad por expertos y alcaldes de la comarca: la solución no pasa por mezclar el agua de los acuíferos con la que suministra la potabilizadora. «La Ribera debería tener una mejor red de abastecimiento para garantizar el suministro de calidad a las poblaciones, por lo que se deben llevar a cabo las conexiones restantes de la Fase 3 de la potabilizadora e iniciar la Fase 4», señaló para criticar después «la mucha improvisación que ha habido en el abastecimiento». Para él, el «agua que se usa debería ser de calidad. Además, la Administración debería compensar el sobrecoste que la extracción del agua genera a los municipios». Asimismo, apuntó que se deberían sustituir las concesiones para que el agua de subsuelo con exceso de nitratos se destine únicamente al cultivo.

La comisión de las Corts también supo ayer que en 2016 se detectaron en la provincia cerca de noventa casos de abastecimiento de agua que superaba los 50 mg/l de nitratos. Veintitrés de ellos fueron en cascos urbanos como los de Benifaió o Alginet. Estos datos los aportó la directora general de Salud Pública, Ana María García, quien cifró en cerca de 200.000 personas las afectadas por estos picos de nitratos el año pasado. Con todo, García señaló que los niveles de nitratos en la Ribera se han reducido de manera considerable desde 2012 y se sitúan en valores «admisibles».

La dirigente de Salud Pública no ocultó que la situación de la Ribera había sido «preocupante durante muchos años», aunque destacó la efectividad que ha tenido la potabilizadora comarcal a la hora de controlar los niveles de nitratos que llegan a los grifos de los hogares. Otro de los datos que aportó García se centró en la detección de plaguicidas, concretamente herbicidas, durante el pasado año. En la provincia se obtuvieron muestras en 18 zonas de abastecimiento, una de ellas en un casco urbano, por lo que defendió que también se ha reducido la presencia de estas sustancias en el agua. Sobre la cuestión meramente sanitaria, destacó que uno de los problemas más habituales que suele generar la ingesta de nitratos se da en los lactantes por los posibles episodios de metahemoglobinemia, también conocida como síndrome del bebé azul.

Urbanismo descontrolado

Completó el cupo de comparecencias Lluís Ferrando Calatayud, director general de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje. Ferrando también ofreció una cifra a tener en cuenta a la hora de abordar los problemas de contaminación de los acuíferos al señalar que, en la actualidad, existen 250.000 viviendas en la Comunitat que carecen de una manera adecuada de evacuar sus aguas fecales y unas 100.000 que no disponen de un correcto abastecimiento. Ferrando deploró las prácticas urbanísticas de las últimas décadas y la pasividad de las administraciones públicas: «Ayuntamientos y Generalitat han consentido urbanizaciones ilegales y no han establecido mecanismos de control suficientes».