El caqui debe buena parte de la fama que goza entre los agricultores de la comarca a los avances tecnológicos. Sin ellos, no sería la fruta que es en estos momentos. La variedad Rojo Brillante que promueve la Denominación de Origen Kaki Ribera del Xúquer (DO) nació, de hecho, por una mutación espontánea y ha sido la innovación la que le ha permitido alcanzar su estatus entre los productos más valorados del sector agrario. Y, de nuevo, gracias a las mejoras logradas en las investigaciones, este año se ha conseguido ampliar la campaña hasta los cinco meses, un periodo de tiempo que, hasta hace bien poco, era inimaginable.
Este curso ha estado marcado por un considerable aumento de la producción, cifrado en torno a un 10 %, superando los 100 millones de kilos auspiciados bajo la marca creada por la DO. Una mayor cantidad de caqui implicaba dos opciones: O bien lograr aumentar considerablemente las exportaciones o ampliar la campaña al máximo. Aunque lo primero es siempre uno de los objetivos de los productores, lo segundo requiere de una gran inversión en investigación y desarrollo.
Esa es la línea de trabajo por la que se guían los trabajadores del sector, según explica el presidente de la DO, Cirilo Arnandis: «Cuando empezamos a producir caquis, tuvimos que innovar y mejorar todo lo posible en materia de tratamientos y cultivo, para lograr ampliar los tiempos en los que podíamos trabajar, pero ahí hay un límite que marca la propia naturaleza, cuando las temperaturas bajan el árbol pierde la hoja, por lo que ahí ya tenemos poco margen de mejora».
Así pues, el foco se centra en conseguir que el caqui sea más resistente una vez es recolectado: «Partimos de la base de que nuestra variedad Rojo Brillante es un caqui duro, no es el blando que se consumía antes, esto hace que, pese a ser un producto delicado, su manipulado sea un poco más fácil; no obstante, todavía tenemos que lograr aumentar su vida en las cámaras frigoríficas, que aguante mejor, tenemos que seguir estudiando todo lo relacionado con la postcosecha porque, de momento, al caqui le ocurre lo mismo que al plátano cuando lleva mucho tiempo refrigerado, se pone negro, es una fruta muy contraria a la cámara», afirma Arnandis.
Previsiones de crecimiento
Durante los últimos años se ha avanzado en esta cuestión, pero el propio paso del tiempo convierte casi en una necesidad el hecho de seguir innovando: «Cada año la producción se incrementa, por lo que hay que seguir arañando días y semanas para conseguir que la fruta aguante más y así poder hacerle hueco en el mercado. Durante esta campaña, sin ir más lejos, nos habría sido imposible colocar toda la fruta si no hubiéramos conseguido alargar la campaña hasta los cinco meses, una cifra que hasta hace bien poco era impensable y lo hemos conseguido, ese es el camino que debemos seguir», asevera el presidente de la DO.
Las previsiones para el futuro son de crecimiento. Como ya explicó este diario hace unas semanas, la DO ha ampliado ante los registros de la Generalitat su marco de cobertura a localidades como Picassent, Alcàsser, Cotes, Xàtiva, entre muchas otras. Pese a la expansión, el grueso de la producción sigue estando en la Ribera, cada vez son más los agricultores de la provincia que se suman a introducir nuevos cultivos en sus parcelas. La superficie dedicada al cultivo dentro de la zona amparada por la denominación de origen es de unas 2.300 hectáreas, estando adheridas cerca de 1.800.
Por si fuera poco, las estimaciones de la denominación de origen ribereña son de un crecimiento exponencial durante los próximos años. De hecho, se espera llegar a los 645 millones de kilos de caqui producidos en 2020. Aunque goza de mercados consolidados en el extranjero como Inglaterra, Alemania o Francia y se encuentra reafirmando sus nichos en países como Estados Unidos, Brasil o Dubai, el reto seguirá ahí: conseguir nuevos avances tecnológicos que permitan al caqui aguantar más tiempo en cámaras frigoríficas y, de ese modo, alargar la campaña, lo que permitiría dar salida a los volúmenes que se esperan en el futuro.
