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Carcaixent y Alzira descartan rescatar el monasterio de la Barraca

Los ayuntamientos ignoran por falta de liquidez el proceso de venta del convento provocado por la quiebra de la empresa propietaria - El inmueble data del siglo XIII y está declarado BIC

Carcaixent y Alzira descartan rescatar el monasterio de la Barraca

El futuro del Monasterio de Santa Maria de Aigües Vives es toda una incógnita. El conjunto fue puesto a la venta por sus antiguos propietarios, la empresa Tano, de Gandia, coincidiendo con el inicio de la crisis económica. Sin embargo, el estallido de la burbuja inmobiliaria complicó la venta y la posterior quiebra de la empresa propietaria arrastró consigo a este convento agustino del siglo XIII. El inmueble ha atravesado un largo proceso administrativo y judicial que ha impedido atender adecuadamente las labores de mantenimiento. La delicada situación de este bien patrimonial, no obstante, no ha pasado desapercebida para los ayuntamientos de Alzira y Carcaixent, municipios sobre cuyo término se eleva el inmueble, situado en la Barraca de Aigües Vives. Pese a ello, ninguno de los dos consistorios ha movido ficha para intentar adquirir el monasterio ni tiene intención de hacerlo, al menos a corto plazo. La delicada situación financiera que arrastran las instituciones públicas obliga a poner el freno. Se trata de un inmueble que en su día salió a la venta por 12 millones de euros, aunque la falta de compradores obligó a rebajar considerablemente esa cifra inicial.

El alcalde de Carcaixent, Paco Salom, y la edil alcireña de Patrimonio, Isabel Aguilar, coincidieron ayer en valorar la importancia del convento, que destaca por su claustro y por la iglesia de estilos renacentista y barroco. Su valor patrimonial es enorme. De hecho, está declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Aguilar aseguró que el consistorio no está interesado en el convento y Salom atribuyó la falta de interés en la compra a la falta de liquidez y al plan de endeudamiento que atenaza al ayuntamiento, aunque suspiró por que el conjunto «caiga en buenas manos» e indicó que, de ser así, desde el gobierno carcagentino se interesarán por ayudar en la medida de lo posible a conservar un complejo de gran valor patrimonial.

Proceso de venta

Tano compró hace 22 años el monasterio para explotarlo como complejo hostelero tras la reforma efectuada en los años 70 por el anterior dueño. Realizó una inversión muy elevada y lo mantuvo en activo hasta octubre de 2015. Con el estallido de la crisis lo puso a la venta por 12 millones de euros, pero ni esta ni la posterior rebaja a 10 millones y la siguiente, a seis, encontró comprador. La compañía se vio agobiada por otras inversiones fallidas y tuvo que presentar un concurso voluntario de acreedores al no poder hacer frente a sus deudas, quedando el futuro del convento de la Barraca en manos del juzgado y de la administración concursal. El 22 de septiembre de 2015, por su parte, el juzgado de lo Mercantil ordenó abrir la fase de liquidación de la empresa, propietaria de la conocida pastelería Tano. Tras la liquidación de la compañía, algunos activos que poseía como un hotel de grandes dimensiones ubicado en Gandia, han sido adquiridos por el fondo de inversión estadounidense Bain Capital, traspasados por el Banco Sabadell, quien tenía hasta la fecha la deuda adquirida, tal y como informó ya Levante-EMV.

En la actualidad, el conjunto arquitectónico presenta un estado de dejadez considerable. La reducción del presupuesto de mantenimiento llevada a cabo por Tano provocó que en algunas estancias que no se utilizaban aparecieran progresivamente humedades, que se han acrecentado en los últimos años. Pese a ello, Salom indica que se trata de desgastes que son fácilmente reparables.

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