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«Corríamos sin saber hacia dónde entre ríos de gente desencajada por el pánico»

Un grupo de vecinos de Cullera que presenciaba la procesión de la «Madrugá» en Sevilla se vio inmerso en dos de las avalanchas registradas ? Se refugiaron en un portal que encontraron abierto

Los vecinos de Cullera en una imagen tomada en Sevilla. levante-emv

La pasada «Madrugá» de la Semana Santa de Sevilla pasará a la historia por los incidentes registrados, que provocaron avalanchas de gente en las que se produjeron varios heridos. La experiencia fue vivida en primera un grupo de vecinos de Cullera. La comisión fallera de la Plaza de España había organizado una excursión a la capital hispalense para disfrutar de las procesiones y actos que se celebran en Sevilla.

Los cullerenses estaban disfrutando de la procesión de las procesiones, como algunos definen este desfile penitencial que se celebra en la noche del Jueves al Viernes Santo y eligieron para ello la plaza Duque de la Victoria, a la que se dirigen dos de las imágenes más emblemáticas de esta procesión.

Por la calle Jesús baja el Cristo del Gran Poder y minutos más tarde, por la calle Trajano, accede a dicha plaza, donde están ubicado El Corte Inglés, la imagen de la La Macarena.

«Eran poco más de las cuatro de la madrugada cuando empezaron los disturbios y las carreras en la plaza de la Victoria. Ríos de gente con las caras desencajadas por el pánico corrían de un lado a otro, sin saber muy bien ni entender que estaba pasando». Así se expresaba Enrique Grau, uno de los cullerenses que había acudido con su mujer a presenciar esta noche mágica.

«Nos quedamos sorprendidos inicialmente. Pensábamos que el ruido que oíamos era de los aplausos con los que se recibía a las imágenes que estaban procesionando, pero en realidad eran los ruidos de las carreras», detalló. «Con las carreras no sabíamos qué hacer, corríamos como los demás sin tener muy claro hacia donde. El desconocimiento del lugar nos hacía ser aún más cautos, hasta que alguien delante de nosotros dijo: este portal está abierto. Rápidamente todos los que pudimos nos metimos en él. Fueron momentos agónicos en los que la capacidad de reacción en mínima», apostilló Grau.

Una vez volvió relativamente la calma, el grupo de cullerenses decidió seguir adelante. La avalancha les sorprendió cuando ya habían decidido buscar el coche para regresar al hotel. En el camino hacia el vehículo, y justo delante de la plaza del Ayuntamiento sevillano, se produjo una nueva avalancha de gente. Esta vez, según el propio Grau Sanz, «fue menor ya que dicha plaza estaba bastante poblada de policías, tanto de uniforme como de paisano y pedían a la gente que no se preocupase que no pasaba nada».

Fueron unos momentos agónicos para este grupo de cullerenses que sin quererlo ni imaginarlo fueron testigos de una de las «Madrugás» que pasará a la historia de la Semana Santa sevillana.

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