La ocupación superará el 60 %, ligeramente por encima de la de 2016, que ya superó la del 2015. En relación con 2014, el incremento es de casi el doble, lo que apuntala la senda de recuperación del turismo, la principal industria de la localidad. Estos guarismos confirman además las expectativas para esta temporada veraniega en la que la capital turística de la Ribera prevé alcanzar nuevamente cifras muy positivas como ya lo hiciera el año pasado.
Los fines de semana siguen siedo los períodos de mayor afluencia aunque, con la finalización del curso, la ocupación se incrementa ya entre semana, especialmente en el alquiler de los apartamentos.
Los propios empresarios de la hostelería remarcan que «durante los fines de semana hay veces que incluso a la hora de la comida tenemos que doblar el servicio del comedor, aunque muchas veces el resto de días de la semana también hemos encontrado unas muy buenas cifras de ocupación en mesas, especialmente en las terrazas de la zona del centro de la bahía, en especial el paseo marítimo».
Cifras prometedoras
Los hoteles han estado durante la primera quincena al 63 %, cifra que se espera superior cuando se conozcan los datos definitivos de la última parte del mes. También los apartahoteles han funcionado bien con una media superior al 65 %. Por lo que respecta a los apartamentos vacacionales, se han situado en cifras cercanas al 50 %.
«Son cifras que apenas se alcanzaban en los últimos meses de julio, cuando junio era un desierto», apunta el concejal de Turismo Javier Cantos.
