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Esplugues y la Pobla Llarga

El arcediano dio nombre al municipio y Alzira le dedicó una importante calle También fundó el antiguo hospital municipal, que duró siete siglos

Esplugues y la Pobla Llarga archivo a. rovira

Siete siglos hace que La Pobla Llarga se fundó como municipio. Una fecha que se está celebrando con diferentes actos. En 1317, el archidiácono de Alzira y señor la La Pobla Llarga Pere Esplugues edificó un nuevo pueblo para albergar a colonos que vinieron a convertir tierras de secano en regadío. En principio, este pueblo se conoció como La Pobla d'Esplugues, del Ardiacà o de Torrefermosa. La denominación más antigua del municipio es la que figura en el Llibre del Repartiment, en el que se cita la donación de la Pobla del Ardiacà, dependiente de Alzira, a uno de los principales caballeros de la reconquista. Este nombre perduró hasta 1317, fecha de la venida de Pere Esplugues, que fue un importane personaje que reconstruyó y repobló la población. Esa causa motivó el que pasara a dominarse La Puebla de Esplugues, puesto que pertenecía a ese señor feudal. Posteriormente recibió el nombre de Torrefermosa, debido a la edificación de un torreón o pequeño castillo construído por este señor. Así continuó hasta que en el siglo XVI, debido a la forma alargada del casco urbano comenzó a denominarse «Pueblo Largo», que en poco tiempo tomaría el nombre de Puebla Larga. En el período de la Guerra de Sucesión, en 1707, tomó partido por el archiduque Carlos, pero al ser el vencedor de esta batalla su opositor, Felipe V, una de las medidas que tomó contra la población fue mantener el nombre en castellano, Puebla Larga, en vez del valenciano Pobla Llarga. Más tarde, el sexto barón de Frignani y Frignestani, Juan Bautista Espluges de Palavicino y Vergara, señor de la universidad de la Puebla Larga, antepuso a su apellido familiar de Palavicino, el de Esplugues en cumplimiento de las cláusulas del Vínculo de Puebla Larga.

En esta página semanal, deseamos tener un importante recuerdo para el arcediano Pedro Esplugues,al que el Ayuntamiento alcireño tuvo a bien rotular una calle a su nombre, por lo mucho que hizo por Alzira en el siglo XIV al fundar en 1337 un hospital que llevó el nombre de Santa Lucía. Fue un histórico centro hospitalario, que tras setecientos años de actividad asistencial, fue clausurado en 1997 por la Generalitat Valenciana, siendo sustituido por al actual Hospital Universitario de La Ribera en Alzira, pero ya no asistido por las monjas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Decía Fidel Castro, presidente de la República de Cuba, que «los hospitales funcionan con monjas».

Si bien no se conoce la fecha exacta de su fundación, sí que hay constancia escrita desde 1337, en el testamento de su fundador, Pedro Esplugues, capellán de Su Santidad; canónigo de Lléida y archidiácono de Alzira. El hospital, destinado principalmente a la atención de pobres y peregrinos, se financiaba en su origen con las rentas de sus fundadores y donaciones de bienhechores, siendo patronos los Jurados de la Villa.

En el siglo XVII se construyó un nuevo hospital por impulso de Juan Guerau, de una familia noble alcireña, cuya primera piedra fue colocada en 1635. Este centro asistencial alcanzó tanto renombre como el de la capital valenciana. Sus bienes en 1853 eran muy numerosos, abarcando doscientas hanegadas de tierra; setenta y tres censos y cartas de gracia; ciento treinta y nueve censos enfiteuticos y veintidós casas de gran valor, disfrute de cuyas rentas le pertenecía.

Tras la desamortización de Medizábal, el hospital fue trasladado el convento de capuchinos en 1845. En 1875 la asistencia hospitalaria fue encargada de la orden de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que durante la más incivil de las guerras -1936/1939- fueron sustituidas por personal civil. Terminado el fratricida enfrentamento, el hospital continuó su labor de carácter caritativo y asistencial.

El Hospital Santa Lucía era de propiedad municipal, por lo que desde su fundación estuvo patrocinado por los Jurados de la Villa. Una junta administrativa a mediados de los años 60 se creó una Junta Facultativa y en los inicicios de la década de 1970 se firmó un concierto con la Seguridad Social, atendiendo a pacientes de más de 40 poblaciones. Fueron directores médicos los doctores Lisardo Piera, desde 1940 hasta 1957: Vicente Ferrer, desde este año a 1960; Enrique Montalvá, desde 1960 a 1966; Miguel Rodríguez de Arellano, hasta 1976 y por último David Cuesta en que en 1988, se produjo la transferencia a la zona de la Seguridad Social.

La junta facultativa estaba formada por Miguel Rodriguez de Arellano, David Cuesta, José Aguilar, Camilo Dolz, Antonio Gil, Salvador Sanchis, Miguel Presencia, José Luis Sebastiá, Adrián Medina, Francisco Salvador y Rafael Presencia Redal, como secretario de la junta.

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