La protectora de animales Lacua, la única existente en Alzira, se ha visto obligada a echar el cierre de forma temporal ante la elevada deuda acumulada y la imposibilidad de atender al creciente número de animales abandonados.

El aumento de casos complicados, como animales enfermos o con lesiones, ha desbordado la capacidad económica de la protectora de Alzira, que cuenta hoy con más de 60 animales. La organización ha atendido en los últimos meses numerosos casos que requerían de una mayor asistencia médica, principalmente gatos atropellados. Un claro ejemplo es el percance al que tuvieron que hacer frente en julio, cuando la protectora salvó a un gato maltratado que fue sometido a una complicada operación quirúrgica al contar con varias lesiones en la cabeza y un ojo herido, fuera de su cuenca.

Por ello, Lacua ha acumulado una deuda de 3.000 euros que ha forzado el cierre temporal de la protectora. «No vamos a poder soportar dos meses como estos últimos, no queremos dejar de existir pero vale la pena frenar por un momento», explicó el portavoz de Lacua, Rafa Castany.

Pero los motivos de este atasco no residen sólo en la asistencia sanitaria. De hecho, la protectora recibe ayuda de diferentes clínicas veterinarias que aportan su colaboración de forma desinteresada.

La campaña estival comporta el crecimiento del número de animales abandonados, una situación que se repite debido a las compras impulsivas de perros y gatos o los regalos de Navidad, de los que muchos deciden deshacerse.

Sin recursos

La protectora alcireña ha subsistido durante años sin ningún tipo de refugio donde acoger animales. Las casas de acogida son las encargadas de albergar los más de 60 animales que atiende actualmente. Además, cuenta con cuatro animales en una residencia, al estar catalogados como problemáticos, lo que supone un gasto mensual.

Pese a que el actual equipo de gobierno local (Compromís, PSPV, EU) planteó un proyecto inicial para construir un refugio de animales, la iniciativa quedó en el olvido al comprobar la inviabilidad de instaurarlo en la antigua perrera de la localidad, explica Castany.

No obstante, las ayudas a la asociación se han repetido de forma puntual. Mientras que en la legislatura anterior no contaron con ningún tipo de ayuda económica por parte del gobierno municipal, según relata el portavoz de Lacua, el cambio al frente del ayuntamiento ha conllevado que parte de los ingresos de distintas actividades se destinen a la labor que realiza la protectora. La venta de entradas de los conciertos del 9 d'Octubre celebrados los últimos dos años o de los tiques de las sillas de Semana Santa han supuesto una fuente de ingresos para la protectora local.

Sin embargo, estos beneficios no han sido suficientes para paliar el endeudamiento de Lacua. La falta de control de las colonias de gatos en el municipio provoca que la protectora se tenga que hacer cargo de muchos de ellos; casos en los que han llegado a invertir hasta 1.000 euros por un animal, y para los que ahora han desarrollado una campaña de donaciones.

La protectora alcireña, que en menos de 24 horas llegó a recibir trescientos donativos, espera volver a abrir sus puertas a los animales abandonados con esta ayuda después del verano.