El ex jugador del Athletic Club, Sevilla FC y Deportivo Alavés, además de entrenar, se encarga de observar a los posibles candidatos de vestir la camiseta española. Sabe que en l'Alcúdia se inicia el camino hacia el estrellato. Le cuesta asimilar su nuevo rol, porque su deseo pasa por poder volver a dirigir en el 35 aniversario de uno de los mejores torneos sub-20 del planeta.
El año pasado estuvo en el Cotif como entrenador de la Selección Española Sub-19 y logró ganar el torneo. Ahora un año después vuelve, ¿a qué se debe su paso?
He estado muchas veces en el torneo y me ha parecido muy interesante. El beneficio que nos producía a nivel de concentración y convivencia, de competición y de ir formando grupo es muy positivo. Es cierto que cuando no tienes la oportunidad de disputarlo, se echa en falta porque durante el año no tenemos la posibilidad de jugar en eventos de este nivel, tan comprimidos y tan exigentes. Ahora lo vivo de manera diferente pero también es atractivo porque hay cuatro equipos españoles y muchos chicos del año 99 al 2001, que son susceptibles de ir con diferentes combinados y con la sub-19 que yo dirijo. Presenciarlo en directo te permite hilar muy fino para poder conformar un bloque en el que estén los mejores del panorama nacional.
A un año vista de lo que pasó el pasado verano con el título, ¿cómo lo analiza?
Tengo un muy buen recuerdo tanto a nivel personal como a nivel profesional. Venir aquí supone estar quince días estar concentrado con los jugadores, formar equipo y sobre todo formar grupo. Durante la temporada, tenemos muchas dificultades para realizar concentraciones y estar aquí nos permite medir nuestro nivel. En el 2016, con la generación que competimos, jugamos doce partidos y solo perdimos uno. Nos fuimos muy ilusionados a la Ronda Élite.
Cuando pasa ese tiempo, ¿se valora todo lo que ofrece el Cotif fuera del campo?
A nivel competitivo solo hay que ver el grado de futbolistas que hay y el nivel que se muestra en el césped partido tras partido. Si uno se para a analizar todos los equipos y futbolistas que han estado en las 33 ediciones del Cotif se queda fascinado. Este torneo te saca lo mejor y te exige el máximo. Eso para un jugador es muy importante de cara a su desembarco en el fútbol profesional.
Ahora, en ese papel de espectador y analista a la vez, ¿siente ese deseo de poder estar sentado en el banquillo de Els Arcs?
Me encantaría. Egoístamente en el sentido de que para nosotros nos aporta mucho. Siento la envidia sana o no sana (risas), de que me encantaría estar compitiendo, dirigiendo con nuestro grupo de trabajo, concentrados y viviendo todas estas situaciones. Espero que el año que viene, con motivo de la XXXV edición, estemos aquí.
¿Pesará la opinión de los entrenadores a la hora de decir que quieren venir al Cotif?
Estaríamos encantados.
