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Campo

La superficie destinada al cultivo del caqui se multiplica por siete en sólo diez años

La expansión de la fruta al mejorar la rentabilidad de los cítricos supera ya las 15.500 hectáreas - La Ribera concentra más del 80 % de la producción

Trabajos de recolección de caquis, en una imagen de archivo. v. m. pastor

Los campos de cítricos se alternan hoy en la Ribera con el rojo brillante de los caquis. En poco más de una década, el territorio de la comarca se ha transformado por completo. El paisaje de cítricos ha dejado paso a grandes extensiones de este cultivo subtropical que ha revolucionado la industria agroalimentaria y desatado una auténtica fiebre entre los agricultores que buscan una rentabilidad superior a la de la naranja.

El cultivo del caqui inició su despegue a finales de los noventa, con la puesta en marcha de las técnicas de postcosecha que permiten eliminar la tradicional astringencia que caracterizaba a la variedad Rojo Brillante. Se dio paso a una versión que lo convirtió en una fruta otoñal dulce y con una textura más atractiva.

Su color anaranjado y su sabor han cautivado a miles de consumidores. Los agricultores, castigados por los bajos precios en los cítricos, han visto en el caqui una solución temporal y ese hecho ha provocado que, a día de hoy, en la Ribera haya más de 10.000 hectáreas dedicadas a este cultivo. «Los abusos de las grandes superficies unidos a la superproducción de naranjas han provocado que muchos se hayan dedicado a esta fruta. Todavía queda mucho trabajo por delante porque el caqui sigue siendo un gran desconocido, pero estamos trabajando por y para ello», asegura Cirilo Arnandis, presidente de la Federació de Cooperatives Agroalimentàries de la Comunitat Valenciana y de la cooperativa Canso de l'Alcúdia, además de ser considerado como el padre de la revolución del caqui.

La evolución ha sido meteórica, ya que según reflejan los últimos datos de la Conselleria de Agricultura, la superficie dedicada al cultivo del caqui en la Comunitat Valenciana ha pasado de las 2.281 hectáreas existentes en 2002 a las cerca de 15.520 registradas en 2016, al tiempo que la producción se ha disparado de 25.000 toneladas a las casi 300.000 que se esperan en la nueva campaña. Asimismo, la Ribera ostenta la posición hegemónica en cuanto a la producción y terreno cultivado. «En nuestra zona se dan unas condiciones idílicas para el desarrollo del caqui. El comportamiento y la calidad que se logra no es igual que en otros sitios donde ahora esta fruta se está haciendo un hueco. La mejor prueba está en que aquí se concentra más del 80 % de la producción total de caqui», afirma Arnandis.

Mercados exteriores

La variedad Rojo Brillante, creada mediante una mutación espontánea en la Ribera Alta, permite la comercialización de la fruta, al contar con una consistencia que hace posible la exportación. A diferencia de hace años (y de algunos usuarios a los que les sigue gustando), el caqui ya no se consume blando, sino duro, al estilo de una manzana. Eliminar la astringencia supone un coste elevado, pero permite el transporte de más cantidad de producto y cubrir con él distancias más largas. Alemania, Francia, Países Bajos y Canadá, por ejemplo, ya reciben caquis ribereños.

«Este año el mercado va a digerir toda la producción. Los precios están remontando y la calidad que se va a ofrecer es óptima. Poco a poco, está entrando con fuerza en nuevos mercados y eso siempre es positivo para el agricultor», comenta Bernardo Ferrer, vicepresidente de AVA-ASAJA.

El fenómeno ha hecho que en el sector se hable, incluso, de «la burbuja del caqui». La razón hay que buscarla en el precio de la fruta y en sus perspectivas de crecimiento. El Persimón se ha pagado en los últimos años al agricultor a precios que oscilaban entre los 30 y los 40 céntimos de euro por kilo frente a los 20 céntimos de euro por kilo de navelina o los 24 por kilo de clementina. El resultado ha sido que el caqui se ha convertido en una especie de «El Dorado» al que acuden cada año propietarios de explotaciones citrícolas en busca de rentas más altas.

«La naranja y el caqui son productos complementarios. Los cítricos no tienen sustituto porque tienen un amplio mercado. Si se compara la producción total de caquis y de naranjas en España vemos que todavía queda muy lejos. El mercado ha provocado que muchos agricultores hayan optado por esta fruta, pero es imposible equipararse a los cítricos», sentencia Cirilo.

En base a los datos de la conselleria, el municipio con más superficie destinada al caqui es Carlet con 1.399 hectáreas. La segunda «huerta» de la comarca en cuanto a caquis se refiere es l'Alcúdia con una extensión de 1.260 hectáreas. Y el tercer municipio con más cultivos de esta fruta es Alginet con 1.199 hectáreas.

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