L'Alcúdia y Guadassuar oficializaron ayer la nueva y buena sintonía que existe entre los dos ayuntamientos, trasladando a la política la amistad que los dos alcaldes desarrollan desde su etapa estudiantil. En julio, el Tribunal de Superior de Justicia desestimó el contencioso interpuesto por el consistorio de Andreu Salom contra el polígono industrial que el anterior alcalde de Guadassuar José Ribera (PP) tenía proyectado en la zona de la Garrofera. Sin embargo, las circunstancias políticas han cambiado mucho desde que se protestó judicialmente y la buena relación con el actual munícipe guadasuarense, Salvador Montañana, y el cambio de rumbo en la planificación urbanística han acabado por provocar que l'Alcúdia ya no esté dispuesta a seguir con el litigio y ayer anunció Salom que no interpondrán recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Queda así zanjado una problemática que enfrentó a las dos localidades (o más bien, a sus dos ayuntamientos) durante años.

Salom y Montañana comparecieron unidos en la Casa de la Cultura para mostrar la buena relación y trasladarla a la ciudadanía. Los alcaldes bromearon sobre antiguas rivalidades locales pero afirmaron que con posterioridad «demandas, sentencias y malos rollos separaron» dos administraciones «a las que les une mucho más de lo que les separa», afirmó Salom.

El principal litigio se inició por las proyecciones de polígono industrial que José Ribera preparó para la zona de la Garrofera, a escasos metros de Montortal y a un kilómetro de l'Alcúdia. Allí estaba previsto edificar un parque empresarial de 900.000 m2 en el que tuvieran cabida empresas que trabajaran con productos peligrosos, una exclusividad en el territorio valenciano que podía servir de efecto llamada. Era época de macroproyectos y al polígono industrial cabía la posibilidad de acompañarlo con un PAI que triplicaría la población de Guadassuar y contaría también con campo de golf e incluso aeropuerto. Todo se vino abajo. El cambio político que aconteció en la mayoría del territorio valenciano en 2015 también se llevó por delante al PP de Guadassuar y el nuevo equipo de gobierno comandado por Montañana (de Compromís) dejó claro desde el principio que los «destarifos» se habían acabado. «Aquel polígono era desmedido, inviable y peligroso», afirmó Montañana. El nuevo plan que está en manos ya de la conselleria prevé un polígono de unos 500.000 m2 que ayude a desarrollar la zona en la que se establecen empresas desde hace años y que todavía no cuenta con los servicios mínimos. «Será un polígono adaptado al entorno, que no bloqueará Montortal y que ofrecerá el servicio adecuado a las empresas que ya están instaladas. Se acabará con el polígono tercermundista que existe ahora», argumentó el alcalde de Guadassuar. Salom le cogió el guante y afirmó: «Es suficiente para que los dos pueblos caminen unidos de la mano».