El patrimonio histórico no solo está formado por monumentos simbólicos y estáticos que hablan del pasado. También lo forman aquellos elementos que, de una u otra manera, contribuyeron al progreso y están en la memoria colectiva de los ciudadanos.Eso es lo que han sugerido vecinos de Tavernes de la Valldigna después de descubrir que en una chatarrería de Zaragoza se encuentran dos de las locomotoras que, durante casi un siglo, arrastraron los vagones del ferrocarril entre Carcaixent y Dénia, atravesando la Ribera Alta, la Safor y la Marina Alta.
Las locomotoras son del modelo Black Hawthorn, fabricadas en Inglaterra en 1881 y 1882, que circularon por la citada vía con los números 1 y 4, respectivamente. Las máquinas se encuentran al descubierto en las instalaciones de Industrias López Soriano, y Carles Fermí Jareño, que se dedica a recopilar fotografías antiguas de la Valldigna para difundirlas, lamenta que, en ese estado, se vayan deteriorando con el paso del tiempo. Cuando Jareño reveló la situación de las locomotoras se inició un debate sobre la posibilidad de adquirirlas, aunque sin ningún efecto.
En realidad, no parece que exista interés por parte del propietario en vender las máquinas. Levante-EMV habló el pasado miércoles con José López, gerente de la empresa en la que encuentran las dos Black Hawthorn, quien señaló que forman parte de una colección con otras locomotoras que ha adquirido en toda España, que están allí desde hace sesenta años y que no se están deteriorando. Sobre la posibilidad de venta, López indica que no es ese su propósito, aunque después añade que todo depende de la oferta que reciba, y concluye que las entregaría «por un millón de euros cada una de ellas», una cantidad que difícilmente nadie abonará.
Los primeros de España
El ferrocarril entre Carcaixent y Dénia, como el de Gandia-Alcoi, figura entre los primeros que recorrieron la geografía valenciana. La compañía inglesa «Tramway Carcagente a Denia» empezó a operar en 1864 con convoyes arrastrados por caballos, y quince años después se implantaron las locomotoras de vapor, como las dos «aparcadas» en la chatarrería de Zaragoza.
En 1969 la antigua FEVE desmanteló el tramo entre las localidades de Carcaixent y Tavernes, y cinco años después pasaron a la historia los trenes entre Gandia y Dénia. Ese mismo tren que, desde hace décadas, reivindican la Safor y la Marina.