Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un bautizo de barro

Los bomberos tuvieron que afrontar las inundaciones apenas cuatro días después de llegar al recién creado parque Ribera-Valldigna de Alzira

Fue en el mes de octubre de 1982. Hace hoy 35 años. Era miércoles. El equipo de bomberos del recién creado Parque Comarcal Ribera-La Valldigna había ocupado el sábado anterior unas dependencias estrechas, con poco espacio para la movilidad de los profesionales, en lo que en su día había sido la estación de autobuses de Alzira, en la calle Ronda. Llegaron el 16 de octubre de aquel año. Bajo el mando de José Llinares Furió, procedente del parque de bomberos del ayuntamiento, como Francisco Martínez, el equipo estaba compuesto por 31 profesionales, de los que dos faltarán a la reunión que los integrantes de aquel primer parque han convocado para hoy. Se trata de Pepe Llinares y del bueno y recordado Manolo Bellver, que nos dejaron hace ya tiempo.

Bernardo Catalán, en la calle San Roque, 42. Aquella mañana, Vicente Alonso, archivero municipal, se hallaba en la capital de provincia y al darse cuenta de lo se avecinaba, alertó al ayuntamiento y los bomberos realizaron el traslado del archivo de nuevo al edificio de la casa consistorial.

Desmoronamiento de la presa

Pocos minutos pasaban de las siete de la tarde cuando, al pie de la presa de Tous, Manuel Martín, teniente de la Guardia Civil del puesto de Carlet, daba el parte a la Comandancia de València del desmoronamiento de la presa. Lo que sucedió a continuación, no hace falta contarlo, lo sabemos de sobra.

Bernardo Mascarell, hoy jefe del parque de bomberos de Alzira, tuvo que realizar aquella tarde un traslado de material al Hospital de Santa Lucía, cuando afortunadamente se presentó un todoterreno con una lancha Zodiac, medio que desde aquella tarde sirvió para prestar importanes servicios como el traslado de enfermos de diálisis y de alguna señora a punto de dar a luz. Se llevaba a las personas que precisaban ser evacuadas al puente de la variante, el «pont de Xátiva», donde acudía un helicóptero para trasladarlos a hospitales de Valencia.

Hoy acudirán todos aquellos integrantes del primer parque de bomberos a Alzira para compartir vivencias, pasados 35 años. Ellos son: Bernardo Mascarell, Francisco Moreno, Vicente Barberá, José Rodilla, Eduardo Cambres, Antonio García, Joaquín Palomares, Ricardo Sales, Vicente Ferrer, Vicente Santosjuanes, Manuel Ferrer, José Company, Vicente Camarasa, Manuel Roscón, Miguel Ángel Lladró, Jorge Cortés, José Sais, Fernando Martín, Vicente Vila, Rafael García, Ramón Alonso, Tomás Pardo, Antonio Camarena, Paco Arcos, José Blay, Juan Antonio Soriano, Tomás Bomboí, José Martínez y Vicente Vendrell.

Ellos fueron los que aquellos primeros días de la inundación, con una barca, distribuían alimentos y pilas para los transistores, imprescindibles para seguir las noticias que transmitían las emisoras, a aquellas personas que no habían podido abandonar sus viviendas, hasta que llegó la importante ayuda del Ejército, que se dedicó principalmente a limpiar el barro en las calles, entre otras imperiosas necesidades de auxilio a la población. Entre los militares se encontraba Miguel Aparici Navarro, teniente del grupo de artillería de la XXXI Compañía, hoy teniente coronel en la reserva, cronista oficial de Cortes de Pallás. Se presentó voluntario para esta misión y permanecería casi un mes en Alzira con un centenar de soldados, de entre 19 y 21 años, que pernoctaban en un aula del Instituto Rey Don Jaime. Ayudaron a limpiar y despejar las calles en aquellos días de caos en la Ribera.

La visita del Papa Juan Pablo II

Habían transcurrido diecinueve días y Alzira aún era una ciudad devastada. Barro y escombros por todas partes a causa de las terribles inundaciones del miércoles 20 de octubre de 1982.

De pronto se produce un hecho inesperado. El Papa Juan Pablo II modifica su programa y se presenta en el epicentro del desastre. En la Muntanyeta del Salvador, en el santuario de la Virgen de Lluch, patrona de Alzira, y las gentes comienzan a sonreir por primera vez. Ha llegado el Papa y con él, el primer rayo de esperanza. La tarde del lunes 8 de noviembre de 1982 será recordada por todos los habitantes de la Ribera del Xúquer.

Hacía poco más de dos semanas que se había producido el desmoronamiento de la presa de Tous. Radio Alzira funcionaba en situación de emergencia, alimentada con un grupo electrógeno enviado desde València en helicóptero. No existía ningún enlace telefónico para transmitir la visita papal. El que suscribe había salvado milagrosamente la unidad móvil y con ella se consiguió ofrecer la transmisión en directo; la más difícil que he vivido en mis largos años en Radio Alzira, a través de toda la Cadena SER.

Los trabajos realizados por el personal de Radio Alzira, para la transmisión de la visita del Papa a Alzira merecieron la felicitación de Eugenio Fontán, entonces director general de la SER.

Compartir el artículo

stats