Según recoge el diagnóstico socioeconómico, Turís es el lugar donde más gente de la propia población trabaja en su municipio. Esta diferencia respecto a otras zonas tiene su origen en el desarrollo de su economía local, donde la agricultura juega un papel determinante. De hecho, en la localidad se cosechan más de diez cultivos diferentes. «No tengo datos oficiales pero está claro que el sector agrícola tiene mucho que ver en ese dato. Estamos encuadrados en una zona privilegiada, porque marcamos casi el límite costero, y eso nos permite gozar de un clima especial respecto a otros sitios. Muchas mujeres trabajan en las cooperativas y ahora la gente joven, aunque parezca mentira, se está animando. Cuando la crisis afectó a la construcción, muchos optaron por el campo y eso nos ha convertido en el pueblo donde más vecinos trabajan sin tener que salir fuera», asegura el alcalde, Eugenio Fortaña.
En el último censo oficial de Turís, se calculó que vivían un total de 6.609 personas. De esa cifra, alrededor de unas 1.000 trabajan en las cooperativas y el resto se reparten entre jubilados, parados, profesionales de otros campos y labradores. «Somos unos privilegiados en ese aspecto porque no solo tenemos las fábricas agroalimentarias, sino que también hay muchos particulares que se dedican a cuidar sus tierras y a vender sus cultivos», explicó Fortaña.
Un sistema significativo
Turís se mantiene a la cabeza en este dato estadístico por su economía local, donde el sector primario ha sido durante siglos, su principal base. La diferencia con respecto a otros territorios se encuentra en la multitud de cultivos que los agricultores cosechan y mantienen en sus parcelas. Desde caquis, naranjas, melones, kiwis, sandías y hasta hortalizas. «Aquí siempre tenemos movimiento. Cuando no empieza la campaña de los cítricos, arranca la de los algarrobos», asegura el alcalde.
El territorio ha sabido resistir a la gran concentración de capital humano que hay junto a los núcleos de población más importantes, que cuentan con una vertebrada red de infraestructuras como Alzira, Carcaixent, Algemesí, Sueca o Cullera. También ante la consolidación de un modelo de turismo y playa asociado a la misma Cullera y Sueca. Y por supuesto, al «efecto arrastre» que ha tenido la implantación de la factoría Ford en Almusssafes relacionada con la industrial del automóvil y sus compañías auxiliares.
