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Una polémica que sobrevuela el Xúquer

Los expertos restan importancia al color de los puentes de hierro al no afectar a la estructura pese al debate abierto en Alzira

El Pont de Ferro de Albalat conserva el color gris. R. G. P.

La comarca de la Ribera se caracteriza, entre otras cosas, por tener el conjunto de Ponts de Ferro por kilómetro cuadrado de viga Bow-String, es decir, con forma de arco atirantado, más importante de España. Los seis mejores ejemplos están ubicados en Riola, que fue el primero en levantarse, Cullera, Fortaleny, Gavarda, Albalat y Alzira. Todos comparten el mismo denominador común: el Xúquer. Estos «caminos en el aire» fueron unas construcciones de gran relevancia que sirvieron para conectar los tramos separados por el río y vertebrar el territorio.

Este año, tres de ellos celebran su centenario (Albalat, Gavarda y Alzira) y, con motivo de este aniversario, el consistorio de la capital de la Ribera Alta decidió pintar el suyo de rojo, el color corporativo de la ciudad. La decisión ha suscitado un debate en la calle después de que el Partido Popular pidiera que se paralizara esta acción al considerar que para llevarlo adelante se necesita un consenso mínimo. Finalmente, el tripartito ha hecho oídos sordos y se sustenta en los informes técnicos municipales que avalan la intervención propuesta y para el próximo 17 de diciembre, día que tendrá lugar la conmemoración, el Pont de Ferro de Alzira mostrará un nuevo aspecto. Con este cambio se hace evidente la disparidad de tonalidades que revisten hoy las seis infraestructuras de la comarca. Para puentes, colores. El rojo para Alzira, el azul cubre los de Riola y Gavarda, el de Fortaleny es verde, mientras que Cullera y Albalat conservan el gris.

Voces autorizadas

Algunos expertos señalan que estas decisiones se tomaban dependiendo de la ubicación en la que se encontraban para camuflarlos de los ataques de los aviones durante la Guerra Civil. En la I Jornada sobre Turismo y Patrimonio de la Ribera organizada por el Consorci y celebrada ayer en el MUMA, también aportaron su visión sobre el motivo que define a cada puente. «El poco aprecio que se ha tenido tradicionalmente por el patrimonio de las obras públicas ha provocado que cada uno hiciera lo que le parecía correcto en su momento. Nosotros vamos a rehabilitar el de Fortaleny y la primera medida que hemos tomado es poner en marcha unas catas para tratar de averiguar el color original», aseguró Javier Piedra, director del Área de Infraestructuras de la diputación.

Luis Arciniega, catedrático de Historia del Arte de la Universitat de València explicó que en la Comunitat la renovación del aspecto es algo que se hace muy a menudo. «El cambio suele ser muy común. El hierro, en sus inicios, tenía una serie de prejuicios en su utilización arquitectónica. Este debate lo podríamos relacionar con la torre Eiffel, que cada dos o tres años se pinta de un color nuevo y hay gente a favor y en contra. No existe un color concreto aunque es cierto que el oscuro es el más tradicional. El quid de la cuestión es que el tipo de tonalidad no afecta a la estructura».

En la misma línea opinó Juanjo Sanz, licenciado en Historia del Arte y colaborador del MUMA, quien quiso restar importancia a la discusión. «Aquí entra en juego un concepto muy subjetivo, el gusto personal. Estas actuaciones están orientadas a conservar nuestras infraestructuras. Mientras no varíe la fisionomía, no hay problema», sentenció.

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