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Una avería vierte aguas fecales a la calle en Alzira

Las fugas se producen desde hace un año y generan malestar en los negocios de la avenida Luis Suñer

Vertido fecal en la avenida Luis Suñer de Alzira. levante-emv

La avería de una cañería ha provocado que se viertan aguas fecales en la avenida Luis Suñer de Alzira. Las constantes fugas han generado el malestar de algunos de los negocios, como es el caso de un bar, cuya propietaria, Lydia Gallach, aseguró que el problema le genera pérdidas y podría incuso acarrearle el cierre del establecimiento. Según denunció ayer a este diario, los vertidos se producen desde hace casi un año.

«Ocurrió de repente, un día llegamos y nos encontramos el almacén del sótano inundado de aguas fecales. Al mes y medio volvió ocurrir y pese a venir a arreglarlo, se ha seguido repitiendo», esgrimió Gallach. El vertido se produce debido a la rotura de una cañería de la vivienda situada encima de su negocio. «Al principio, yo me encargaba de limpiar toda la mierda, pero al final me cansé y contraté a una empresa para que lo hiciera», añadió.

Un fontanero consiguió reparar parte del problema, por lo que los vertidos dejaron de ocurrir en el interior de su negocio. No obstante, el problema no finalizó ahí: «Ya me advirtió que después podría vertirse por la alcantarilla o por los retretes», recordó. Efectivamente, los vertidos fecales comenzaron a hacer su aparición en las afueras de su bar.

«Ha ocurrido varias veces y toda la terraza y la carpa se ven afectadas. Los clientes, como es normal, se niegan a cenar o tomar cualquier cosa porque eso no es agua. Sin ir más lejos, el otro día, durante un partido del Valencia, la gente me lo decía: 'Lydia, esto es una marranada, no queremos sentarnos aquí'», relató Gallach, que mostró su preocupación por el futuro de su negocio: «A fin de cuentas, es dinero que yo estoy perdiendo, si viniera una inspección de Sanidad podrían incluso cerarme el bar porque desconcoemos a que altura puede llegar el agua. Si me lo cierran, el seguro me ha dicho que me indemnizaran, pero yo no quiero eso, quiero poder abrir mi negocio cada día y trabajar. Siento rabia e impotencia porque veo que la gente huye del bar, pierdo clientela y no porque yo haga un mal trabajo».

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