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«La oferta cultural nos ayuda incluso a luchar contra la despoblación»

«La gente culta es más sensible, más crítica y más libre de pensamiento, debemos acercar la cultura»

«La oferta cultural nos ayuda incluso a luchar contra la despoblación»

El concejal Toni Benavent analiza su sector en el año del 30 aniversario de la Casa de la Cultura de l'Alcúdia.

L'Alcúdia ha recibido en infinidad de ocasiones el calificativo de la «capital cultural de la Ribera». Lo ha hecho por una apuesta clara que se ha prolongado en el tiempo y que ha contado con una continuidad programática que ofrece certidumbre al vecindario. Los vecinos saben que en su municipio, en sus espacios específicos, van a encontrar buena oferta. ¿Cómo se consigue la respuesta del público?

Hay una cosa que yo creo que es muy importante. Hay dos maneras de estar en la vida. Una pasaría por la evolución y la otra es la revolución. La primera pasaría por estudiar lo que se tiene, coger lo útil y mejorarlo, mientras la revolución precisa de un alegato a la totalidad. No sirve nada y hay que volverlo a hacer. En l'Alcúdia, a nivel cultural, se lleva desde hace muchos años una evolución. Se iniciaron unas rutinas de trabajo que se están mejorando constantemente. La Casa de la Cultura ha cumplido ahora treinta años y cuenta con una programación continuada y con un gestor cultural, Ximo Puig, en el que se ha confiado y se le ha dejado trabajar. Cada concejal de Cultura ha marcado su línea, pero ha sido siempre coherente con el trabajo hecho anteriormente. L'Alcúdia cuenta con una programación cultural muy interesante, pero no mucho más que el resto de localidades del entorno que también forman parte de los circuitos establecidos. Sin embargo, la diferencia está en que l'Alcúdia cuenta con un 90 % de ocupación en una sala que es realmente amplia con casi setecientas localidades. De entrada ya se cuenta con aproximadamente cuatrocientos abonados. Eso es muy importante y responde al trabajo de muchos años.

L'Alcúdia, sin embargo, es mucho más que la Casa de la Cultura.

En l'Alcúdia se respira cultura. Si te vas al mundo de las artes plásticas te puedes encontrar a Manolo Boix, Adrià Pina, Vicent Marco, Ximo Gascón, Rafa Martínez. Pintores conocidos y reconocidos. Un nivel muy alto. Pero es que si piensas en el mundo de la música puedes ver a Òscar Briz, Dani Miquel y otros muchos músicos como Vicent Millo que participan en múltiples formaciones y que dan clases que dan mucho ambiente. En el Àgora ensayan siete u ocho grupos, con el apoyo de un ayuntamiento que considera que es allí donde se cimenta la idiosincrasia de l'Alcúdia. Tenemos un taller de teatro y una escuela de pintura. Todo eso hace que el pueblo haga suya la cultura y, lo más importante, que la gente vea la cultura como una forma de pasarlo bien y no como un bodrio. Como un entretenimiento y un espacio de interacción entre su comunidad. La gente culta es más sensible, más crítica y más libre de pensamiento. Debería ser misión de cualquier gobierno que la cultura esté al alcance de todas las personas para que la disfruten a través de programas que acerquen los diferentes ámbitos culturales a la gente. En l'Alcúdia eso se hace desde hace décadas. Es increíble que en un año como el que acabamos ahora, en el que la Casa de la Cultura cumple treinta años, hemos presentado más de doce libros escritos por gente del pueblo. En la Filharmònica el 80 % de sus integrantes tiene menos de treinta años, lo que evidencia que también las generaciones futuras vienen pisando muy fuerte. En l'Alcúdia se ama la cultura.

¿Para conseguir todo eso es vital la inversión económica del ayuntamiento o hay muchas formas de apostar por la cultura?

La inversión es capital, sin dinero no se puede hacer nada. Pero no es lo único, ni mucho menos. Puede haber mucho dinero y estar mal repartido o mal invertido. Es importantísimo que exista un proyecto, una planificación, y a su cabeza deben de haber profesionales que sepan lo que están haciendo y que amen lo que hacen. Yo, cuando accedí a la concejalía de Cultura, desde mi trabajo como productor de artes escénicas y de televisión y cine, tenía claro que tenía que recoger lo que habían hecho (y muy bien) mis antecesores, mejorarlo desde mi punto de vista y mi experiencia y sobre todo servir a los vecinos y vecinas, escuchar sus peticiones y necesidades. En esta legislatura hemos puesto en marcha el festival Ribaviva con Òscar Briz o el Merut con Dani Miquel. Cada uno de ellos cuenta con autonomía y el ayuntamiento los apoya. Cogemos a los mejores y les apoyamos. También hemos puesto en marcha una escuela de teatro con Pepa Juan de Cullera y Empar Canet de l'Alcúdia, así como también el Museu Obert con la escuela de pintura y el comercio local. Se une a la escuela de pintura o de música de la Filharmònica o la programación de artes escénicas y de música que ya había. Hemos potenciado los conciertos íntimos de la Casa la de Cultura y hemos dado apoyo a la Asociación de Espectadores de la Butaca, que es única en el territorio valenciano. Un centenar de personas que realizan coloquios, viajes o premios. Se hace desde el conocimiento y desde la pasión.

En l'Alcúdia la cultura no es un complemento.

Una de las claves es ver a los concejales y el alcalde, Andreu Salom, en la mayoría de los actos culturales que se celebran todas las semanas. También van a otros eventos sociales o deportivos, pero la cultura ocupa un lugar privilegiado en sus agendas. Tener a la representación municipal en esos actos hace que el público visualice que la cultura es importante. La cultura está unida al bienestar que nosotros queremos para la ciudadanía.

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