La falta de rentabilidad de los cítricos le llevó a arrancar un campo de cinco hanegadas de navelinas en Cotes y apostar por un cultivo emergente en la Ribera como el aguacate aunque, después de tres años de cuidados de los plantones jóvenes en los que ha invertido tiempo, dinero y mucha ilusión, José Muñoz no llegará siquiera a recolectar su primera cosecha. La última plaga que mina la moral de los agricultores, los robos, le ha dejado sin fruta cuando aún no está en condiciones de ser consumida. El denominado «oro verde» se cotiza a muy buen precio en el mercado y la valla que rodea el campo no ha sido obstáculo para los delincuentes.
«Me han robado la cosecha entera», relata con indignación Muñoz, que ha denunciado ante la Guardia Civil de Càrcer la sustracción de mil kilos de aguacates que, en base al precio de tres euros por kilo que barajaban un par de comercios que se habían interesado por la fruta, le hubieran supuesto unos ingresos de 3.000 euros «como mínimo», ya que no descarta que la cosecha fuera incluso mayor. «Han entrado y no han roto ni una rama de los árboles, es gente que sabe a lo que va y que deben haber estado controlando el campo», expone Muñoz, mientras señala que «para más recochineo me han dejado un árbol que está a la vista con los aguacates colgando por lo que si no sigues parece que están allí». Según estima, los autores del robo debieron saltar la valla «aprovechando que nadie pasaba por allí» ya que sólo se aprecia que una de las puertas de acceso «está como descolgada, pero si van bien preparados las vallas no son un obstáculo», apunta.
Este robo ha provocado un sentimiento de «despago e impotencia» en el propietario de la parcela que sumará cuatro años sin ningún ingreso de la misma. «Es complicado poner puertas al campo, pero si la fruta es cara, qué menos que tener la posibilidad de asegurarla, no hay seguros contra el robo, no tienes medios para poner vigilantes y cuando te preocupas por dar valor al campo te ves sometido a un robo o a que no te dejen acabar la temporada y sacarle rendimiento», relata, mientras admite estar sumido en un mar de dudas ante la sensación de «indefensión total» que le ha generado el robo de la cosecha. «De cara al año que viene no sé qué hacer, le estoy dando vueltas», comenta, al tiempo que apunta como una opción lógica abandonar «cuando si además de que te cuesta dinero te roban la fruta».
José Muñoz lamenta, por otra parte, que el robo se haya producido cuando la fruta ni siquiera está en condiciones de ser consumida. «Aunque encontraras la mercancía no puedes hacer nada, porque esta variedad se tendría que coger en abril o mayo y, por lo tanto, los que la han cogido la estarán vendiendo en el mercado negro pero no está para comerse aún», indica.
El cultivo del aguacate se ha concebido como una alternativa a los cítricos e incluso al caqui ya que existe una elevada demanda que garantiza buenos precios, aunque no está muy extendido. Se trata de un árbol tropical que se aclimata bien a algunas zonas de la Ribera, si bien Muñoz advierte de que supone una inversión «importante». «Hoy me ha tocado a mi, pero supongo que mañana o la semana que viene le puede tocar a otro», comenta, mientras plantea la necesidad de que los agricultores se coordinen para evitar robos.
