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El «Honor» de Corbera suma seiscientos años

El rey Alfonso «el Magnánimo» incorporó el señorío a la corona en 1418 El municipio lideró varios núcleos de la Ribera Baixa durante siglos

El «Honor» de Corbera suma seiscientos años

El nombre de Corbera significa «nido de cuervos». Es más, en el antiguo escudo de la Vila i Honor de Corbera figuran, al lado del castillo y las barras de Aragón, dos cuervos.Hace algo más de medio milenio, la denominada Vila i Honor de Corbera fue un señorío importante, con representación en las Corts, que controlaba desde el castillo situado en la Serra de Corbera las actuales poblaciones de Llaurí, Fortaleny, Riola, Polinyà, Benicull y Corbera. El monarca Alfonso «el Magnánimo» incorporó dichas tierras a la corona en 1418, una efeméride que este año cumple seis siglos.

«A partir de aquel momento se mantuvieron en una sola jurisdicción, denominada «Término General de la Vila i Honor de Corbera» y así estuvo hasta el año1839», explica el arqueólogo de Corbera Miquel Gómez Sahuquillo. Su demarcación estaba formada por los actuales municipios de Llaurí, Polinyà de Xúquer, Benicull, Riola y Fortaleny. No obstante, también se encontraban en sus dominios «otras muchas alqueries desaparecidas como eran, por ejemplo, Montcada, Sinyent, Matada, Beniomer, Benivoquer, Beniatzir, y otras que formaban parte de la jurisdicción del castillo de Corbera», señala.

La situación geopolítica cambió en apenas dos décadas, tal y como recuerda Gómez Sahuquillo: «El monarca estimó oportuno unos años después segregar parte del territorio jurisdiccional de la Vila i Honor de Corbera, quedando así separadas de la misma las alquerías de Llaurí, Benihomer y Benibloquer en 1437, y Matada, que también pasaría a formar parte de Llaurí, las cuales fueron vendidas a Jaume de Romero y, adquirido su término por el padre Lluís Vich, se formó la conocida como Baronía de Llaurí». En aquella época, la capitalidad administrativa de la Vila y Honor de Corbera residía en Riola mientras que la capitalidad militar y la jefatura jurisdiccional del Honor era Corbera.

El germen de la comarca

Aquel nombramiento de hace ahora seiscientos años marca un antes y un después en Corbera y en buena parte de la Ribera Baixa. «No hay ninguna otra ciudad o pueblo que tenga el privilegio de ser Vila i Honor como lo tienen todos los pueblos que formaron el mencionado Honor de Corbera. Es por lo tanto una fecha que no tiene que pasar desapercibida en ninguno de nuestros pueblos y que habría que tener en cuenta y que nos reafirma como pueblo y nos identifica como tal», apunta el arqueólogo local.

Cabe recordar que la importancia de Corbera y de su fortaleza se remonta incluso más atrás. El río Xúquer defendía los límites de un territorio que funcionaba desde la época islámica con una estructura de gestión supramunicipal y que, según algunos historiadores, sería el germen de la actual Ribera Baixa. Los orígenes de esta gestión territorial se remontan al menos a la época islámica, cuando se construyó el castillo. El Hisn de Corbera ya controlaba un conjunto de alquerías que tras la reconquista pasaron a formar parte del Señorío de Corbera y más tarde de la Vila i Honor. La fortificación corberana se situó en un promontorio rocoso de la sierra en contacto con la fortaleza de Cullera, mientras que para conseguir la comunicación visual con Alzira se instaló una torre vigía en lo que actualmente es Sant Miquel.

Tras la reconquista de Jaume I, los cristianos mantuvieron la misma distribución territorial, además de aprovecharse de los sistemas de trabajo en el campo y las técnicas de construcción „entre otras cosas„ que introdujieron los árabes, pero eliminaron cualquier símbolo islámico relacionado con la religión o política y comenzaron una campaña para cristianizar a la población.

La reconquista trajo consigo la aparición del Señorío de Corbera, que estaba formado por las poblaciones y alquerías de Lliber, Aytona, Arriola, Polinyà, Sinyent, Montcada, Benicull, Beniatzir, Benilotja, Montçabà, Fortaleny, Matada, Alcudiola, Benihomer, Benivoquer, Laurin, Nacla, Saicun y Corbera. El centro administrativo se instaló en el templo de Sant Miquel, situado donde estaba la alquería de Othos. De este modo, el control militar se realizaba desde el propio castillo y el administrativo desde la nueva iglesia, de la cual dependían el resto de templos del territorio.

Ayuntamientos propios

Apenas un siglo después de la concesión del Honor, Corbera se vio afectada por las Germanías (1519-1523). La villa era, por aquel entonces, propiedad del Duque de Gandia, Joan de Borja i Enriquez, que se encargó de repeler los ataques de Joan Caro, capitán de las huestes ciudadanas. El duque no estuvo solo en la lucha, ya que recibió la ayuda del lugarteniente de Valencia, Diego Hurtado de Mendoza. Una vez reconquistada Corbera el Duque reconstruyó el castillo.

No obstante, la estructura administrativa supramunicipal se mantuvo durante tres siglos más. La baronía inició un proceso de separación en 1836 y se extinguió definitivamente en 1839, después de que la Constitución de Cádiz de 1812 aboliera estos señoríos. Pese a ello, los representantes de los poblados siguieron reuniéndose en Riola para tratar los temas administrativos bajo la denominación de Extinta Baronia de Corbera. Con todo, cada uno de ellos tenía ya su propio ayuntamiento.

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