Iniciamos hoy una colaboración semanal de divulgación sanitaria en una columna periodística cedida gracias a la gentileza y visón de servicio a la ciudadanía de los directivos de este periódico.

Lo hacemos convencidos de que la educación sanitaria -los conocimientos sobre salud y enfermedad- no deben ser exclusivos del personal sanitario. En una sociedad sin conocimientos sanitarios mínimos a nivel de prevención, de tratamiento o de estilos de vida saludables, sus individuos tienen mayor riesgo de padecer enfermedades, curarse peor, consumir más medicamentos y recursos sanitarios (lo que puede ser peligroso), esperar más a ser tratados, contribuir a que el sistema sanitario se colapse y malgastar los recursos pagados con el dinero de todos.

El enorme desarrollo tecnológico de la Medicina, la tendencia de sociedades médicas y farmacéuticas de desposeer a la ciudadanía de conocimientos médicos convirtiéndola en «analfabeta sanitaria» y una insuficiencia de planes de divulgación institucionales, ha logrado que el ciudadano medio no tenga criterio propio sobre lo que le cuenta su cuerpo y su mente y quede subyugado ante lo que se le ofrece desde el ámbito de la Medicina.

Los programas que ensalzan las posibilidades aparentemente inagotables de los medicamentos para cada problema de salud, las tecnologías diagnósticas cada vez más sofisticadas fascinan a la población, que exige antibióticos o medicamentos para enfermedades en la que el antibiótico o el medicamento no sirve para nada más que para estropearle el cuerpo a la persona o crear problemas con las bacterias. Se exigen análisis inútiles y pruebas de imagen carísimas que muchas veces nada aportan al diagnóstico clínico hecho por el médico.

Se ha vendido la infalibilidad del médico como requisito indispensable para serlo. Se ha vendido que la Medicina puede arreglarlo todo. Y ninguna de las dos cosas es cierta. Aunque los médicos de hoy han estudiado entre 10 y 11 años para ejercer (6 de carrera y de 4 a 5 de especialidad) y pertenecen a la profesión que más tiempo dedica a actualizar sus conocimientos, ni lo saben todo, ni son infalibles. La Medicina no es una ciencia exacta; avanza mucho día a día, pero aún le queda mucho por conocer. Hoy por hoy, ni todo lo sabemos, ni todo lo podemos curar.

El machacón «Consulte a su médico» se nos ha ido de las manos. Poco se ha dicho del autocuidado necesario de cada persona y que una disparidad enorme de conocimientos entre el médico y el enfermo dificulta un diálogo fluido y la curación de la enfermedad.

La nueva dirección del Departamento de Salud de Gandia está tan convencida de que una población bien informada es una población más sana, que ha consensuado como objetivo con todos los servicios sanitarios del departamento el que sus profesionales participen en actividades de divulgación sanitaria de modo periódico en medios de comunicación, como lo va ser esta columna. Cada semana encontrarán un tema en lenguaje comprensible escrito por un profesional sanitario de nuestro Departamento, que les ilustrará sobre salud y enfermedad.

Podrán adquirir nociones sobre prevención, estilos de vida sanos, detección de primeros síntomas de enfermedad, qué hacer y qué no hacer ante síntomas o enfermedades, cuándo y dónde acudir a consultar y cuando mejor no acudir, qué hacer en caso de enfermedad aguda o crónica o como entender mejor esas enfermedades.

Aprovecho para desearles un buen verano y, cómo no: no abusen del sol, protéjanse del calor excesivo y vigilen a los más pequeños en la piscina y el mar.