Tavernes de la Valldigna ve más cerca la posibilidad de que el polígono industrial El Golfo, ubicado en las inmediaciones de la estación de Renfe, esté listo para albergar nuevas empresas y, por consiguiente, crear empleo en el municipio. Aunque la urbanización, de unos 200.000 metros cuadrados, está prácticamente acabada desde 2004, las obras no han sido aún recepcionadas por parte del ayuntamiento porque no hay electricidad. Actualmente son muy pocas las mercantiles que tienen su sede en este espacio y lo están porque ya se encontraban allí cuando se llevaron a cabo las obras. El consistorio, de hecho, no otorga licencias para la apertura de nuevos negocios porque no hay electricidad suficiente.

Iberdrola está a punto de dar un paso muy importante para desbloquear esta situación. Ayer salía a exposición pública el proyecto para la electrificación del polígono El Golfo, en el que la empresa invertirá 318.567 euros que servirán para instalar una línea mixta de media tensión a 20 kilovoltios. Partirá desde la subestación del Molí del Pla y recorrerá el término municipal hasta este punto próximo a la playa.

Entre la central eléctrica y el casco urbano, el cable transcurrirá soterrado. El siguiente tramo, desde el casco urbano hasta la autopista que divide Tavernes y su playa, la línea avanzará de forma área por una vía paralela al camino del Tol·lo. Una vez supere la carretera, volverá a su recorrido soterrado hasta llegar al polígono.

Esta línea también será aprovechada para llevar la electricidad hasta el sector 6 de la entrada de la playa (junto a la Torre de Guaita y próximo a la zona industrial), el cual se prevé que se desarrolle en un futuro, y también a la nueva depuradora que el ayuntamiento espera que construya la Generalitat lo antes posible.

Así, de los 20.000 voltios totales que saldrán desde la subestación de El Pla, un poco menos de 17.000 estarán destinados al Golfo y el resto para el desarrollo urbanístico y la central de tratamiento de aguas residuales.

La ejecución del proyecto, cabe decirlo, no será inmediata. El anuncio salió ayer a exposición pública y ahora hay 30 días naturales para presentar alegaciones.

Después, la empresa debe iniciar el proceso de expropiación de los espacios que precise para instalar las torres (hay centenares de tierras agrícolas afectadas), conseguir el visto bueno en el estudio de impacto ambiental y superar toda la burocracia administrativa. Sería en un plazo mínimo de dos años cuando se podrían iniciar los trabajos.

En todo caso, para los responsables municipales supone un paso muy importante. El concejal de Urbanismo, Josep Llàcer, apuntaba ayer a Levante-EMV que «era un caso que llevaba mucho tiempo encallado» y que con este nuevo peldaño superado «ahora estamos ante la antesala de la aprobación definitiva del proyecto», indicaba.

El alcalde, Jordi Juan, a través de su perfil de Facebook, se felicitaba por este anuncio y apuntaba que «los esfuerzos realizados los últimos años empiezan a dar sus frutos».

Tavernes, una vez finalizado el proyecto, podrá otorgar licencias de apertura de empresas en esta zona y con ello crear potenciales puestos de trabajo.