De la tristeza del viernes, al silencio y el recogimiento del sábado y de ahí, a la alegría del domingo. La Semana Santa Marinera que se celebra en los barrios del Marítim es como una montaña rusa de sensaciones, espoleadas por las distintas estaciones de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo según la tradición católica. El punto final a los actos que organiza la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera fue el Desfile de Resurrección que ayer, durante casi dos horas, llenó las calles del Cabanyal, el Canyamelar y el Grau de música, flores y alegría. Acudieron tanto el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, en su primera visita, en año electoral, a este acto desde que es jefe del Consell, como una nutrida representación de la corporación municipal.

En general el domingo es un día festivo y lúdico en el Marítim. Tras el Sábado Santo, que se vive en el entremado cuadricular de los barrios marineros de la ciudad envuelto de un espeso y solemne silencio, la medianoche da paso a la alegría y las celebraciones. Las hermandades se ponen sus mejores galas y adornan con flores sus bastones para celebrar la resurrección de Jesús. Lo hacen por medio de un desfile, único en España, que se celebra desde las 13 horas del domingo. Ayer comenzó puntual, en el Mercado del Cabanyal. La marcha contó con la participación de todos los colectivos semanasanteros del Marítim, que dejaron las solemnes imágenes, que representan escenas de la pasión de Cristo o de su muerte, en los locales o las parroquias. «No es el momento de llorar, sino el de celebrar», decía un cofrade a otro poco antes de comenzar el desfile junto al mercado.

Las hermandades y cofradías llevan esta máxima a rajatabla. No hay espacio para la solemnidad o la seriedad en un desfile que cuenta con varias bandas que interpretan temas conocidos para incitar al número público presente durante el recorrido a bailar. Hasta a los propios participantes en el desfile les cuesta mantener los pies quietos. No hay que olvidar que pese a que la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera abre la mano en el Desfile de Resurrección, se puede sancionar a determinadas cofradías o hermandades si sus integrantes no se comportan como se espera de participantes en eventos semanasanteros, de manera similar a como ocurre con las comisiones falleras que durante la Ofrenda se retrasan en la entrada a la plaza de la Virgen o no se comportan de manera adecuadas en las largas esperas.

Pero ayer, en el Cabanyal, nadie pensaba en posibles sanciones. Era el momento de celebrar, también de abrir la espita y descomprimir un poco el ambiente cargado de la Semana Santa, que se vive en el Marítim con toda la fe y devoción con que se puede vivir un evento de estas características. Quizá por este aire más festivo y alegre cientos de niños presenciaron en directo el desfile desde las aceras situadas a ambos lados de la marcha. Los cofrades y hermanos de los colectivos desfilan, no procesionan, con sus mejores galas, representando algunos de ellos a personajes bíblicos. También los hay vestidos de romanos o de legionarios, que hacen las delicias de los más pequeños, que se fijan más en los «disfraces» que en el trasfondo de uno de los actos más destacados de la Semana Santa Marinera, declarada de Interés Turístico Nacional.

También es el momento más luminoso de toda la semana. Ayudó ayer el sol que lució sobre la ciudad. El desfile pone el punto final a los actos de la Semana Santa Marinera de 2015. Antes de este recorrido lúdico por el Marítim se celebraron distintos encuentros de tallas de Cristos por las calles del distrito y la comunión de los enfermos y los impedidos en todas las parroquias que engloban la Semana Santa en el Cabanyal.