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Aunque parezca increíble en una boda real, todo es posible en una boda principesca si el principado es Mónaco. Varias firmas de lujo colaboraron con la organización y desarrollo del enlace de Alberto II y Charlene.

Incluso se dijo que las casas reales europeas no se sentirían cómodas en la boda real más publicitaria de los últimos tiempos.

La firmas automovilísticas BMW y Lexus proporcionaban los coches para desplazar el cortejo nupcial. La estrella de la comitiva, un Lexus LS Laundaulet híbrido no contaminante diseñado especialmente para la ocasión que además ofrecía la imagen de unos príncipes preocupados por el medioambiente.

Por si fuera poco, el contrato matrimonial lo firmaron Alberto y Charlene con una pluma Montblanc exclusiva y los invitados acompañaron a los novios en el brindis con un champán carísimo patrocinado por Perrier.

Todas estas firmas aparecían en la web oficial del enlace.

Además de los patrocinadores, a través de la web de la boda se podían comprar también los souvenirs oficiales. Desde el más barato, una moneda que cuesta dos euros, a una foto del compromiso por el precio de doce euros.