Los trenes turísticos de lujo echan a rodar. En un selecto ambiente de belle époque con fina moqueta rodeada de maderas nobles y dentro de los vagones construidos en los felices años veinte que componen el tren Al Andalus, Renfe presentó ayer en un trayecto de Sevilla a Jerez de la Frontera la nueva temporada turística de sus convoyes históricos de lujo con una novedad: el Transcantábrico que recorre el norte español desde hace 31 años y el Al Andalus que surca los caminos de hierro de seis provincias andaluzas „todas salvo Huleva y Almería„ ofrecerán la posibilidad de contratarse en una versión reducida más económica y con aroma a caprichosa degustación.

En la estela de otros mitos ferroviarios como el Orient Express o el Transiberiano, la horquilla económica para embarcar en estos trenes con «camarote» para dormir y salones para comer y cenar „y otros para bailar o descansar junto a la ventanilla que enmarca el paisaje„ al ritmo del suave traqueteo pasa a ser muy amplia. Desde los 375 euros por persona por pasar dos días y una noche a bordo del Expreso de la Robla „que une Bilbao con León o Santillana según el itinerario„ a los 4.500 euros por persona que cuesta pasar ocho días en una gran suite del Transcantábrico en temporada alta.

Pero con esta novedad intermedia: ahora empieza a venderse de forma anticipada y con garantía de plazas la modalidad de pasar dos noches y tres días „es decir, recorrer un tercio del trayecto original„ en el Transcantábrico, por 771 euros, o en el Al Andalus por 1.200 euros. El precio incluye todos los gastos de comidas, excursiones y desplazamientos pensados para paladares y bolsillos exquisitos.

Así lo anunció ayer Rodrigo Hilario, director de Estrategia y Desarrollo de Negocio de Renfe, a bordo del tren que ostenta un récord: con sus 406 metros de longitud, este gusano con quince vagones de color marrón chocolate y crema recubiertos por una abombada y vetusta cubierta es el tren de pasajeros más largo de España.

De pie en uno de los cinco coches suite que se constuyeron en Francia entre 1926 y 1929 y que fueron utilizados por la monarquía británica para sus viajes vacacionales entre Calais y la Costa Azul, el directivo de Renfe dejó claro que sigue intacta la esencia de estos trenes: «vivir experiencias diferentes a través de un tren histórico» en el marco de «un viaje de 1920 pero con las comodidades del siglo XXI». «Mayor flexibilidad y accesibilidad» para públicos más amplios, recalcó Hilario, es la principal novedad de la temporada de unos trenes que el año pasado facturaron siete millones de euros, dieron beneficios y lograron una ocupación media que superó el 70 % en el Transcantábrico y rebasó el 80 % en el Al Andalus (con tres de cada cuatro pasajeros extranjeros en ambos casos). Este último tren tiene 64 asientos y una decena de personal a bordo, de cocineros a literistas o maquinistas.

La temporada de trenes turísticos, que a partir de la próxima semana comienza su andadura semanal sin interrupción hasta el mes de octubre, estrenan también nuevos itinerarios. El Expreso de la Robla abre una ruta diferente entre Euskadi y Cantabria; el tren Al Andalus añade a su itinerario clásico „Sevilla, Jerez, Cádiz, Ronda, Granada, Baeza, Úbeda, Córdoba y Sevilla„ un recorrido por el Camino de Santiago entre León y A Coruña en julio y una Ruta del Vino por la ribera del Duero y la Rioja con la visita a los santuarios bodegueros.