Llevan sudaderas, camisetas ajustadas, zapatillas de deporte algo exageradas y pantalones pitillo. La tecnología se les da por supuesto y sobre todo son almas hambrientas de wifi. Es el perfil de una nueva tribu urbana „sí, otra más„ que habita en las grandes ciudades en los últimos tiempos: ha nacido el swagger.

Este nuevo poblador urbanita es adolescente y por ello puede escapar a la mirada del adulto, más familarizado con los hispters tan de hoy, a pesar de que ya dan sus últimos coletazos. Entre tanta tribu no es de extrañar que los jóvenes de la manada hayan decidido apostar por su propia subcultura. Es una cuestión generacional.

Es precisamente la juventud de estos swaggers lo que más llama la atención. Este grupo lo conforman adolescentes de entre 13 y 16 años y cuyos ídolos son personajes como Justin Bieber, quien se define a sí mismo como un swag boy.

El término swagger viene del inglés y hace referencia a un tipo de caminar que literalmente se traduce como «pavonearse». Y por ahí andan los tiros.

El escritor y realizador Carlo Padial, considerado el descubridor de los swaggers, se percató de la existencia de estos jóvenes en la plaza de Cataluña de Barcelona. Los alrededores de una conocida marca tecnológica en la céntrica plaza de la Ciudad Condal era epicentro de reunión de estos jóvenes. Las horas en esos encuentros pasaban entre selfis, escuchar música de sus teléfonos móviles y aprovechar el wifi gratis de los alrededores.

Pero, ¿qué mueve a estos jóvenes a formar parte de est tribu? Según María J. Infante, doctora en Psicología por la Universitat de València, principalmente el motivo que les incita es «la necesidad de pertenencia a un grupo, y que generalmente va unido a algún tipo de carencia afectiva». «Ocurre igual que en el caso de los adultos, pero en los adolescentes esta necesidad se ve multiplicada», sostiene la experta.

Infante destaca además la necesidad de que los adultos «vigilen» si la tribu a la que adscribe el adolescentes «es violenta o no». El caso concreto de los swaggers no ha destacado por su violencia. Solo en Cataluña se ha significado algún episodio violento con estos jóvenes, pero no vinculado con su calidad de swagger. No obstante, Infante puntualiza que siempre «es necesario que los padres pongan especial atención sobre la actitud de sus hijos y conozcan su entorno» para evitar que caigan en tribus que busquen algo más que pavonearse y wifi «de gorra».