Un hombre de unos 50 años de edad entró ayer a comer en una conocida marisquería de Valencia. Iba solo, con zapatillas y unos pantalones desgastados. Pidió salpicón y solomillo y mientras degustaba el primer plato se desplomó de repente. Cuando los allí presentes se percataron de que había muerto alertaron a la policía. Cuál fue su sorpresa cuando comprobaron que el fallecido no portaba documentación alguna, tarjetas ni dinero en metálico. ¿Cómo iba a pagar entonces esta última comida de su vida?

Esta extraña muerte, debida en principio a causas naturales, se produjo ayer al mediodía en un restaurante del centro de Valencia. La autopsia determinará si el ahora fallecido murió por un paro cardiaco o la muerte se debió a un atragantamiento fortuito al verse obstaculizadas las vías respiratorias, apuntaron fuentes conocedoras de los hechos.

Eran las 14.30 horas aproximadamente cuando este hombre de 50 años entró en la citada marisquería de Valencia. Se desconoce si decidió darse un último homenaje gastronómico o si desconocía por completo lo que le iba a deparar su suerte, pero lo cierto es que no llevaba dinero encima para pagar ninguno de los platos del menú.

Minutos después, cuando ya se encontraba degustando el salpicón que había pedido de primero, y tras ingerir varias cervezas, este hombre se desvaneció por causas desconocidas hasta que se le practique la autopsia.

En ese momento se encontraban unos clientes ocupando una mesa junto a la del ahora difunto. Fueron ellos quienes al verlo desplomarse alertaron de lo sucedido a los empleados del local. Pese a los intentos por reanimarlo el hombre no recobró el conocimiento y antes de la llegada de la policía ya había fallecido.

Agentes de la policía nacional y de la Local de Valencia acudieron al lugar de los hechos. Cuando fueron a identificar al fallecido los policías comprobaron que éste no llevaba documentación ni dinero, únicamente un papel con un número de teléfono. La autopsia determinará las causas exactas de la muerte.