La Audiencia Provincial de Pontevedra acogió ayer por la tarde el inicio del segundo juicio contra el autor confeso de la muerte de dos homosexuales en Vigo, en la que el fiscal, David Calzada, destacó la "frialdad y la brutalidad" con la que actuó el acusado. El TSJ gallego ordenó repetir el juicio tras una primera sentencia, de 2009, en la que el jurado lo absolvía de los crímenes al creer su versión de que había actuado en defensa propia.

Según relató el fiscal en la vista oral, que pide 60 años de cárcel por estos hechos, los cuerpos de las dos víctimas quedaron "como un coladero" tras recibir un total de 57 puñaladas. El crimen, según el Calzada, fue "horrendo y despiadado" y la forma en la que el acusado, Jacobo Piñeiro Rial, asesinó a las víctimas "fue brutal", ya que asestó 22 puñaladas a Julio Anderson Luciano, y 35 a Isaac Pérez Triviño. Añadió que ambos "estuvieron agonizando durante 15 minutos", según indicaron los médicos forenses.

"Las primeras puñaladas eran mortales por sí mismas y, aún así, el acusado continuó apuñalando a sus víctimas", afirmó Calzada, quien incidió en que aquella madrugada del 13 de julio de 2006, el acusado permaneció durante cinco horas, desde las 4 de la madrugada, cuando se produjeron los asesinatos, en el interior del domicilio "con una frialdad absoluta", dedicándose a "destruir pruebas", porque Piñeiro Rial "es consciente de que es culpable".

El fiscal recordó que "todas las puñaladas fueron recibidas hallándose las dos víctimas con vida". David Calzada aseguró que Jacobo Piñeiro, que ayer se sentó nuevamente en el banquillo de los acusados, tras cometer el crimen, metió las pruebas "en una maleta, se duchó y quitó las manchas".