Una mujer de 40 años mató ayer a sus dos hijos, una niña de 11 años y un niño de 9, en la vivienda familiar ubicada en el barrio vallisoletano de Parquesol y, aunque, por el momento se desconoce el modus operandi, los cadáveres no presentan signos de violencia externa, según informaron a Europa Press fuentes policiales.

El suceso se produjo sobre las 19.30 horas de ayer en el número 7 de la calle Adolfo Miaja de la Muela, en el edificio San Cristóbal, y, tras el levantamiento de los cadáveres de los dos menores, se espera conocer más detalles sobre las causas de las muertes cuando se practiquen las correspondientes autopsias. El examen forense se realizará con toda seguridad esta mañana. Sin embargo, fuentes policiales señalan que hay evidencias en el piso que apuntan a un posible envenenamiento con pastillas.

Hasta el lugar se desplazaron agentes del Cuerpo Nacional de Policía, quienes en un primer momento solicitaron asistencia a Emergencias Sanitarias Sacyl, a través del 112. Sin embargo, el equipo médico ni siquiera llegó a intervenir, ya que los pequeños ya habían fallecido.

Ella misma llamó a una vecina

Según fuentes de la investigación fue la propia madre, M. C. S. C., la que llamó a una vecina para confesar que había matado a sus dos hijos, y fue ésta quien posteriormente se puso en contacto con la policía. La presunta autora del crimen se encuentra actualmente detenida en el módulo psiquiátrico del Hospital Clínico de Valladolid.

Según fuentes vecinales, la madre no había logrado superar la separación de su marido y padre de los dos niños, aunque no dijeron cuánto hacía del divorcio.

El padre de los dos niños llegó enseguida al lugar de los hechos y a última hora, agentes de Homicidios se lo llevaron a dependencias policiales para tomarle declaración como testigo y tratar de aclarar cómo se gestó el doble parricidio.

Este caso se produce apenas diez días después de que trascendiera el caso de la gallega Mónica Juanatey, quien ahogó en la bañera a su hijo de 9 años hace dos porque no quería admitir ante su pareja actual que tenía un hijo de un primer matrimonio fracasado. El niño se había criado con los abuelos, quienes acabaron enviándolo desde Noia (A Coruña) a Menorca, donde vivía la madre. Sin embargo, ésta no quiso revelar la verdad a su novio y mató al niño. Luego se deshizo del cadáver tirándole dentro de una maleta, en un monte.

El 23 de noviembre, una persona encontró los restos, lo que dio origen a la investigación policial. Precisamente ayer, el caso volvió a ser noticia porque el juez ha autorizado que los restos del niño viajen a Noia, para entregárselos a sus abuelos maternos, que se ocuparán de darle un entierro digno.