Agentes del grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia detuvieron a las seis de la madrugada de ayer y de manera simultánea a cuatro presuntos responsables de la muerte a tiros de Rumen Iliev Tomov, el hombre de 35 años y nacionalidad búlgara asesinado por la espalda por haber reprimido que robasen las naranjas del campo que custodiaba junto con su primo en Cheste, el pasado 31 de marzo de este año.

Los detenidos son dos hermanos de 24 y 29 años —Juan y Juan Antonio M.S.—, el padre de ambos —Ramón M.S., considerado presunto autor material del asesinato— y el tío de los primeros y hermano de Ramón, a quien se acusa de encubrimiento. Todos ellos pertenecen a un clan familiar asentado en Manises y, según fuentes próximas al caso, tienen antecedentes por delitos contra el patrimonio, entre ellos por hurtos de cosechas cometidos antes de los hechos que acabaron con la muerte del vigilante.

Los presuntos autores del crimen —sólo uno disparó, pero los otros le acompañaban en el coche tanto en la ida como en el regreso, y al parecer ninguno trató de evitar que abriese fuego sobre los dos vigilantes cuando huían de ellos— fueron apresados en tres viviendas distintas, ubicadas en las calles Riu Xúquer, Sanchis Guarner y Miguel Suria de Manises, en una acción relámpago que comenzó a las seis de la madrugada y que duró menos de una hora. En el despliegue policial participaron, además de los investigadores de Homicidios, agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) 3 y el helicóptero de la Guardia Civil, que sobrevoló con ánimo disuasorio y mantuvo iluminadas las tres calles mientras los guardias especializados en asaltos a viviendas entraban en los domicilios y arrestaban a los cuatro sospechosos.

Una investigación laboriosa

Las detenciones llevadas a cabo ayer son fruto de una intensa y paciente investigación de dos meses y medio a lo largo de la cual los agentes de Homicidios, que con éste vuelven a situar su tasa de resolución de casos en el 100%, tuvieron que identificar en primer lugar los vehículos utilizados por los sospechosos —la furgoneta con la que habían ido a robar las naranjas primero y el monovolumen con el que regresaron horas más tarde supuestamente para vengarse— y posteriormente constatar la identidad de los cuatro hombres que tirotearon a los vigilantes agrarios.

Finalmente, para poner en marcha la detención de los sospechosos, hubo que esperar a que todos hubiesen regresado a sus domicilios habituales.

Durante los registros, los agentes intervinieron una escopeta de caza que será analizada por Balística en el laboratorio de la VI Zona de la Guardia Civil para saber si ha estado implicada en algún delito. De momento, el arma empleada en el asesinato de Rumen —un revólver o una pistola— no ha sido recuperada.

El fallecido y su primo realizaban labores de vigilancia en un campo de naranjos ubicado junto a un polígono industrial en la carretera CV-383, que une Cheste con Loriguilla. En las semanas anteriores al crimen, los ladrones de cosechas se habían llevado, en varios viajes, cerca de 15.000 kilos de naranjas, por lo que el dueño decidió pagar un sobresueldo a dos de sus «collidors» —Rumen y su primo Hristo— para que vigilasen lo que quedaba de producción agrícola antes del fin de la campaña de recolección.

El propietario explicó a Levante-EMV que el miércoles, día 27 de marzo, descubrió que le faltaban entre 10.000 y 15.000 kilos de naranjos. Por esa razón, decidió pagar un poco más a Rumen y a su primo por que vigilasen el resto de la cosecha, de modo que ese fin de semana fue el primero que permanecieron en el campo para evitar los hurtos.

El domingo 31 de marzo sobre las dos de la tarde, los dos guardas agrarios vieron cómo dos hombres —Juan M.S. y otra persona— llegaban en una furgoneta blanca, se detenían junto al campo de naranjas y empezaban a hurtar fruta. Ambos les llamaron la atención y les obligaron a irse.

El incidente no se quedó ahí. A las seis y media de la tarde, regresaron en un monovolumen de color gris Juan M.S., su hermano Juan Antonio, el padre de ambos, Ramón M.S. y otra persona. El padre se encaró con los dos búlgaros y, tras sacar el arma de la cintura trasera del pantalón, les encañó y les espetó: «Ahora sí que puedo coger una bolsa de naranjas, ¿no?». A continuación, empezó a disparar, por lo que Rumen y Hristo salieron corriendo para protegerse.

De los cuatro disparos que Hristo recuerda haber oído, uno impactó, por la espalda, en Rumen, que cayó malherido al suelo mientras su presunto asesino y sus parientes huían en el coche. Hristo recogió a su primo, herido de muerte, lo introdujo en su coche y lo llevó a toda prisa al centro de salud de Cheste, pero no pudo remontar la fortísima hemorragia y murió antes de llegar.

A partir de ahí, comenzó la laboriosa y compleja investigación que permitió a los investigadores cerrar ayer de madrugada con éxito la bautizada como «Operación Cheste 113».