Dos semanas después de su excarcelación, Miguel Ricart se encuentra ya fuera del territorio español tras verse empujado por la asfixiante presión mediática de estos días y después de que todas las asociaciones y organismos de ayuda a la reinserción de los presos, tanto religiosos como laicos, le hayan dado la espalda. Así, el pasado miércoles por la noche el triple asesino de Alcàsser cruzó la frontera de Francia y abandonó Cataluña, donde había pasado casi una semana deambulando de un lado a otro e incluso durmiendo a la intemperie junto a las vías del tren.

Fuentes de la Conselleria de Interior confirmaron que ya se ha informado a la policía competente del traslado de Ricart. De hecho, durante los días que ha pasado entre Barcelona y Girona, último lugar donde se le perdió la pista, el exconvicto ha estado sometido a una estrecha vigilancia, supuestamente «no invasiva», por parte de los Mossos d'Esquadra.

El único condenado por el asesinato de Míriam, Toñi y Desirée, las niñas de 14 y 15 años que de-saparecieron en noviembre de 1992 y cuyos cuerpos fueron localizados en el paraje de La Romana el 27 de enero de 1993, ha tratado desde el primer momento de su salida de la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real) pasar página y comenzar una nueva vida desde cero. No obstante, la sociedad española no olvida los graves delitos que cometió y durante todos estos días Ricart ha sido sometido a un estrecho marcaje por distintos medios de comunicación. Algunas cadenas de televisión incluso barajaron la posibilidad de llevarlo a un plató, aunque finalmente recularon ante la opinión pública que veía indecente pagar a un asesino por su testimonio.

Ricart apenas ha cumplido 21 años en prisión, de los 170 años a los que fue condenado. La derogación parcial de la doctrina Parot por el Tribunal de Estrasburgo ha hecho posible este hecho que a todas luces es incomprensible y muy doloroso para los familiares de las víctimas. Además, según manifestaron fuentes de Instituciones Penitenciarias días antes de su excarcelación, el triple asesino «no tiene pronóstico favorable de reinserción».

Pese a todo ello y a la injusticia que pueda parecer, el reo ha cumplido su pena según la Ley española y por lo tanto puede moverse libremente por el país y por el extranjero. No obstante, la policía catalana ha confirmado que han avisado a las autoridades francesas de la presencia de Ricart para que tengan conocimiento de su estancia, aunque únicamente como medida informativa.

Ricart ya era consciente de las dificultades con las que se iba a encontrar a su salida de prisión antes del 29 de noviembre, día en que abandonó la cárcel. En los días previos a su liberación los funcionarios de Herrera de la Mancha lo notaron nervioso y cohibido ante lo que le esperaba fuera. Así lo reflejó posteriormente en su primera entrevista a un medio de comunicación, concedida a un fotógrafo de Levante-EMV en el tren que cogió en Manzanares con destino Jaén. «Sólo quiero rehacer mi vida, pero con este nombre, ¿quién me va a dar trabajo?», confesó el exconvicto a este periódico.

De esta forma el condenado por los crímenes de Alcàsser ha tratado en todo momento de pasar desapercibido. Ya a su salida de prisión prefirió ocultar su rostro tras una braga y un gorro oscuros e intentó dejar de lado a los medios de comunicación que allí le esperaban. No lo consiguió.

Un equipo de una cadena de televisión se lo llevó de Jaén a Madrid, donde lo alojaron en un hotel de cuatro estrellas a la espera de acordar la tan ansiada entrevista. Los planes se torcieron y Ricart acabó durmiendo en un hostal próximo a la estación de Atocha hasta que el jueves de la semana pasada tomó el AVE rumbo a Córdoba, donde lo esperaba el capellán con el que entabló una relación de amistad durante su estancia entre rejas.

En Córdoba también fue rechazado y el exconvicto viajó ese mismo día en autobús hasta Barcelona. En el trayecto hizo una parada de 45 minutos en Valencia, como informó en exclusiva Levante-EMV. En la Ciudad Condal se rapó la cabeza y se afeitó el bigote para tratar de pasar de-sapercibido. Tras unos días en Girona ha optado por huir de España, quizás definitivamente.