Tres bañistas murieron ayer en la provincia de Valencia en menos de cinco horas, concretamente en las playas de Piles, Gandia, y en el río Júcar, en l'Assut de Antella. Especialmente trágico fue el suceso ocurrido en esta última población, ya que los bomberos trabajaron durante tres horas para recuperar el cuerpo de la víctima, que había quedado atrapado.

Como desgraciadamente viene siendo habitual en los últimos años en el paraje natural de Antella, un hombre de 30 años, nacionalidad colombiana y residente en Murcia falleció tras ahogarse al quedar trabado en el que los vecinos de la localidad conocen como el «tercer portell», una zona de peligrosas corrientes diseñada para dividir el río Júcar de la Acequia Real que nace a escasos cincuenta metros.

El suceso aconteció alrededor de las 16.00 horas, cuando el hombre intentó deslizarse por una especie de tobogán natural que se crea en la zona. Sus piernas, sin embargo, quedaron trabadas en una madera que, junto a otras, sirve para paralizar las aguas y dividir el caudal de riego.

La fuerte presión lo atrancó y aunque varias personas se tiraron a su ayuda de inmediato, nadie pudo hacer nada para salvarlo. La novia presenció los hechos y tras ser desalojada de la zona, tuvo que recibir ayuda psicológica dado su estado de nervios, mientras varios familiares se desplazaron con posterioridad a Antella para conocer el suceso.

Rescate complicado

Hasta el lugar de los hechos se desplazó un amplio dispositivo de emergencias. Tras la Policía Local (que hizo acto de presencia en cinco minutos) llegaron médicos en un Samur y efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos. La situación era tal que se llegó a requerir la presencia de los buzos de la Guardia Civil, si bien finalmente los bomberos lograron sacar el cuerpo antes de su llegada. Los trabajos para liberar al fallecido duraron al menos tres horas debido a las dificultades que los bomberos encontraron por debajo del agua y acabaron alrededor de las 19:30 horas. Los vecinos de Antella, conocedores de la zona y sus peligros, alertan constantemente a los nuevos turistas sobre las precauciones que deben tomar. Sin embargo, el Ayuntamiento de Antella (una localidad de 1.500 habitantes) se ve constantemente sobrepasado por la masiva llegada de visitantes. Durante los fines de semana, la localidad de la Ribera puede hasta triplicar su número de habitantes.

Zona sin vigilancia

La zona es propiedad de la Confederación Hidrográfica del Júcar, quien prohíbe el nado y por lo tanto no aplica medidas de prevención de accidentes. El paraje acuático no cuenta con socorristas y son numerosos los vecinos que cuentan con experiencias en las que han salvado a alguien de ahogarse. La indignación volvió a expandirse ayer entre los vecinos, hartos de los accidentes incontrolados por la falta de medidas en un paraje plagado de peligros.

Respecto a las otras muerte sucedidas ayer, tuvieron lugar en sendas playas de municipios de la Safor, concretamente en Piles y Gandia. El primero tuvo lugar sobre las 11 horas, en la playa de Piles, donde falleció una mujer de 60 años pese a que llegó a ser atendida por el personal médico de una unidad Samu proveniente del municipio de Oliva, si bien no trascendieron las circunstancias del suceso.

Por otra parte, en Gandia, sobre las 14 horas falleció un bañista de Madrid, que se encontraba con su familia a la altura de la Escuela de Windsurf. Según explicaron fuentes de Cruz Roja, el socorrista observó cómo el hermano de la víctima hacía gestos para pedir ayuda, puesto que el hombre, de 53 años, se había desplomado.

El socorrista acudió con una lancha hasta la zona donde estaban y lograron sacar al bañista con pulso, pero finalmente entró en parada cardiorrespiratoria en la ambulancia, a pesar de las labores de reanimación de los sanitarios.

Estas dos nuevas muertes po ahogamiento se suman a las otras 10 registradas en julio en lugares de baño de la Comunitat Valenciana.