Un hombre de 66 años y nacionalidad española murió el lunes por la tarde en un triste banco junto a la Ermita dels Peixets, en Alboraia, horas después de que varios vecinos de la zona telefonearan solicitando servicios sanitarios al percatarse de su delicado estado de salud. Hasta el lugar acudió hasta en tres ocasiones en un plazo de ocho horas la Policía Local de Alboraia, no obstante, los agentes aseguran que el hombre se negó a ser asistido y que ante su negativa no estaban capacitados para obligarlo a ir a un hospital.

Para los vecinos del lugar la muerte de este indigente, cuyo último domicilio conocido figura en Valencia, «se podría haber evitado». «Lo dejaron ahí como si fuera un perro, no hay derecho a que pasen cosas así», se lamentaba una de las personas que se encontró al hombre tendido en el suelo a cuatro patas y con los pantalones a la altura de las rodillas. «Se los intentaba subir y apenas podía», explicaron.

El primer aviso se produjo pocos minutos después de las ocho de la mañana del lunes cuando uno de los vecinos del paraje de «Els Peixets» alertó a la Policía Local de Alboraia de un hombre tendido en el suelo junto a la ermita. Los agentes acudieron al lugar y se interesaron por el estado del hombre, quien mostraba evidentes signos de embriaguez. Las fuentes consultadas por este periódico aseguran que la policía le ofreció ayuda sanitaria, acompañarlo a un centro médico o avisar a una ambulancia, pero el indigente se negó.

De hecho, a lo largo de la mañana acudieron hasta tres veces, insistiendo en llevarlo a un hospital, pero el hombre rehusó cualquier tipo de ayuda. Fuentes municipales aseguraron que al no encontrarse desorientado y tener voluntad para decidir por sí solo no podían adoptar ningún otro tipo de decisión. Asimismo, servicios sociales no tenían conocimiento de su situación ya que era nuevo en la zona. «Nunca lo había visto por aquí antes», apuntaba un ciclista que frecuenta la zona y que suele parar en este paraje a descansar. Precisamente el lunes al mediodía estaba justo sentado en un banco al lado y no se percató de su estado, pese a estar con la cabeza apoyada en la mesa de madera. «Pensaba que estaba dormido o borracho», explicó.

Pasaban más de las cuatro de la tarde cuando los vecinos volvieron a alertar de su estado. En esta ocasión el hombre ya había fallecido y la ambulancia del SAMU que acudió al lugar resultó ya del todo inútil. La comisión judicial levantó el cadáver, que fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para realizarle la autopsia.