Un pequeño de dos años y medio se debatía anoche entre la vida y la muerte tras sufrir una brutal caída desde un cuarto piso en Alicante. El hecho de que el Hospital General esté justo al lado de su casa, lo que facilitó la rápida intervención de los sanitarios y su traslado al centro, y que un coche aparcado debajo de su casa amortiguó el golpe, le salvaron la vida en un primer momento, aunque su estado al cierre de esta edición era crítico, según indicaron testigos presenciales y fuentes municipales, policiales y sanitarias. El niño se encontraba anoche ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica con lesiones muy graves y su vida corría serio peligro.

Los hechos se registraron sobre las 13.30 horas, cuando el pequeño se encontraba jugando con su hermano mayor en la vivienda familiar, en el último piso del número 97 de la avenida Maestro Alonso, una urbanización con varios edificios de cuatro alturas ubicada a continuación del Hospital.

Por circunstancias que no han trascendido, el pequeño se precipitó a la calle desde el balcón, que está cerrado por una galería, o bien desde una de las ventanas, cayendo sobre el lateral de un coche blanco que estaba estacionado debajo. Rápidamente los vecinos llamaron al 112 y la madre bajó a la calle a buscar desesperada a su hijo, que yacía en la acera en medio de un charco de sangre, aunque con vida.

Los sanitarios de Urgencias acudieron de inmediato al lugar saltando la valla que separa el Hospital General de la urbanización donde se registró el accidente. La entrada de vehículos de Urgencias está adosada a esta urbanización y la puerta del edificio de Urgencias está a unos 30 metros en línea recta del punto en el que cayó el pequeño.

Para poder atender al niño la Policía Nacional rompió la ventana del vehículo sobre el que cayó, para poder quitar el freno de mano y apartarlo para dar los primeros auxilios al herido, que fue estabilizado y trasladado al Hospital General en estado crítico.

Testigos

Testigos presenciales explicaron a este medio que se oyó primero «un fuerte golpe al caer algo, pero no sabíamos qué era, ya que un rato antes habían caído una maceta y un patinete desde alguna vivienda a la misma calle, pero al oir los gritos hemos salido y visto al niño ensangrentado en la acera. Al bajar su madre ha sufrido un desmayo también ha tenido que ser atendida».