La denuncia por romper el alejamiento lo habría llevado a prisión

Si Virma o cualquier persona de su entorno hubiese sido menos compasiva con Antonio U. A. y hubiese denunciado que éste rompía constantemente la orden de alejamiento, el ahora presunto asesino habría sido encarcelado de forma automática. Nadie puede predecir si el crimen hubiese ocurrido igualmente, pero, al menos, el acusado habría sido consciente de las consecuencias de quebrantar la condena de cárcel que le había sido impuesta el pasado 2 de enero por amenazar a su compañera sentimental.

La víctima le denunció por amenazas el 28 de diciembre del año pasado. La primera juez que entendió de la causa, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Sueca, abrió diligencias estando de guardia y dictó una primera orden de alejamiento como medida cautelar hasta la celebración del juicio rápido, según informó ayer el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

La condena quedó en suspenso

Cinco días después, se celebró la vista en el Juzgado de Instrucción número 4 de Sueca, encargado de los asuntos de violencia sobre la mujer. Antonio U. A. aceptó una condena de cuatro meses de prisión por el delito de amenazas, que incluía la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de su mujer y de comunicarse con ella por cualquier medio durante 16 meses, así como la privación de tenencia y uso de armas.

Las citadas fuentes explican que la pena de prisión fue suspendida dado que el condenado no tenía antecedentes, pero la ejecución de la misma quedó condicionada "a no acercarse a la víctima", dado que esa acción suponía un delito de quebrantamiento de condena y, en consecuencia, el ingreso inmediato en prisión al desaparecer las condiciones que dejaban en suspenso la pena.

Todas las fuentes consultadas ayer coinciden en señalar la importancia de denunciar la ruptura de las órdenes de alejamiento que van incluidas en las condenas, porque demuestran las intenciones de los acusados -muchos asesinatos están precedidos de ese delito- y son la mejor garantía de salvar a la víctima de un riesgo cierto e inmediato.