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Opinión | Tribuna

El futuro del comercio

El Consell desautoriza a la firma británica que pretendía enterrar en Paterna un millón de metros cuadrados de suelo con el señuelo de invertir 800 millones de euros y de traer 6.000 puestos de trabajo

El Consell desautoriza a la firma británica que pretendía enterrar en Paterna un millón de metros cuadrados de suelo con el señuelo de invertir 800 millones de euros y de traer 6.000 puestos de trabajo. Además, los del «brexi» han contado con la colaboración o simpatía de lobistas locales y lamentablemente algunos de ellos conocían el daño que iba a producir este centro. Y aún es más vergonzoso que algunos de esos lobistas fueran destacados líderes empresariales valencianos. Los costes ambientales serían cuantiosos, algunos irreparables, como el enterramiento de la huerta bajo millones de metros cúbicos de hormigón. O las cantidades de CO2 lanzadas por los vehículos que esperaban recibir cada día que se desplazaran ante el sueño del fantástico Puerto Mediterráneo. La descompensación que producen los grandes centros comerciales en el urbanismo de las poblaciones y en el reparto de los más elementales servicios a sus habitantes parecen olvidarse al diseñar estos macro centros.

Recientemente Toni Mayor, presidente de los Hoteleros de la Costa Blanca (su empresa posee el 10 % de las camas de Benidorm) afirmaba en Levante-EMV que la ciudad compacta predomina, la dispersa es un derroché de energías e infraestructuras. También hace pocos días en este mismo periódico Manuel Lubary, presidente de CAVE-COVA, defendía la necesidad de proteger al pequeño comercio que es el que da vida, servicio y calidad de vida a la ciudadanía.

El empobrecimiento de la trama de servicio en las ciudades como consecuencia de la desviación de parte de establecimientos a centros periféricos, ha producido un drenaje de la rentabilidad mínima imprescindible que empezó con la pérdida de empleo y cierre de mini empresas que han dejado de dar servicios imprescindibles cerca de las ciudadanos siendo los mas perjudicadas los grupos de más edad y de menos poder económico. En un programa de televisión en unas calles degradadas de Barcelona, desde un balcón de un segundo piso, una anciana gritaba a un muchacho: «¡Mohamed, tráeme un pan y un litro de leche!». Este es, sin duda, un servicio precario.

Sea como fuere, la realidad es que más de cien municipios de Valencia carecen de una tienda. Un tercio de municipio no tiene banco, podemos imaginar quién y cómo atiende a las exiguas poblaciones de estos lugares.

Otra perspectiva de este asunto que no se puede obviar es que en muchas calles, más del 50% de locales comerciales están vacios por la crisis provocada y de otro lado conocemos muchos jóvenes con ganas de trabajar y de iniciar una empresa y ven que los bajos alquileres les animan pero la situación les da miedo.

La animación de los locales vacios provocaría alquileres, IVA, seguridad social de autónomos y seguro trabajo para muchos empleados.

Con la situación socioeconómica que asfixia a los valencianos hay que ser valientes y denunciar las verdades que se ocultan. Valencia tiene más centros comerciales que la media de España. En Valencia algunos centros comerciales tienen tiendas vacías que ceden en precario o con alquileres simbólicos. Los centros comerciales los defienden grupos financieros a través de constructoras que venden o arriendan los locales. Los verdaderos beneficiados son estos promotores. Los beneficios irán a paraísos fiscales posiblemente. Me ha animado la valiente consellera de Territorio, María José Salvador, a la que envío una felicitación que pido haga intensiva a cuantos han colaborado en esta decisión y no han dejado de cumplir con su trabajo.

El comercio en general sufre una grave situación, algunos se especializan y defienden su espacio entre grandes centros que dan buen servicio con más ventajas. De Valencia son dos de las mejores cadenas de España y una la primera. Pero en cada barrio, entre las tiendas de más de mil metros, hay espacio para pequeñas tiendas que son felices sirviendo a sus clientes de la proximidad. Hay leyes que defienden que la competencia sea posible, debemos de trabajar para ello.

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