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Citrosol da el salto hacia Sudáfrica

Citrosol da el salto hacia Sudáfrica

No sólo algunos grandes empresarios citrícolas españoles como AMC Group -imperio naranjero controlado por la familia murciana de Antonio Muñoz- hacen negocio en Sudáfrica con la explotación de extensas fincas de cultivo de variedades de mandarinas protegidas como la Tango. Este país, segundo exportador mundial de producción en fresco tras España, consolida la actividad de los agrios ya que sus exportaciones se situan entre 1, 6 y 1,9 millones de toneladas, lo que representa más de la mitad de su volumen y atrae además la inversión extranjera de la industria auxiliar de la agroalimentación. AMC South Africa se encarga de la comercialización. Sus mercados principales son la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos, aunque también destina una parte del volumen a Oriente Próximo, Extremo Oriente y Rusia.

En este amplio país del hemisferio Sur, acaba de desembarcar Citrosol, compañía valenciana que ha puesto en marcha la filial Citrosol South Africa. El crecimiento de la firma de Potríes, según explica el director general y científico de la compañía de la Safor, Benito Orihuel, tiene que ver con el proceso de internacionalización de la mercantil de tratamientos postcosecha diseñado en estos últimos ejercicios. La mercantil ha conseguido colocar sus productos en zonas como Port Elisabeth (Sunday´s River Valley), Citrusdal y en áreas del norte (Limpopo y Mpumalanga). Sudáfrica, según fuentes de la Cámara de Comercio, ofrece muchas ventajas para los inversores: una importante demografía, una economía avanzada, productiva y diversificada, abundantes recursos naturales, transparencia judicial y una relativa estabilidad política.

En busca de Estados Unidos

La subsidiaria de Sudáfrica es la primera que inaugura Citrosol en el exterior. Con todo, en el mercado global la presencia de Citrosol es amplia a través de una amplia red de distribución, pues coloca sus productos en Italia, Francia, Croacia, Egipto, Turquía, Grecia, Chipre, Marruecos, Perú, Brasil, Colombia, Australia, Gambia, Pakistán, Tailandia, India, Irán, Israel. Próximamente lo hará en Estados Unidos, Uruguay y México.

La compañía valenciana operaba comercialmente en Sudáfrica desde 2007 directamente y también a través de distribuidores locales. Ahora afianza más su posición con oficina y almacén logístico, reforzando así su posicionamiento geoestratégico en esta región del mundo y realizando sus operaciones a través de la filial y sin distribuidores.

Citrosol es en la actualidad una de las mercantiles líderes de ventas en soluciones postcosecha en España y en los países de la cuenca mediterránea, con una facturación media que se sitúa en torno a los 19 millones de euros anuales durante estos últimos ejercicios. La vocación exterior de Citrosol es creciente, ya que el 40% de los pedidos y operaciones comerciales se realizan fuera del territorio de España, según sus cuentas de explotación.

«Nuestros productos y el servicio que los acompaña son cada día más reconocidos en los mercados internacionales», explica Benito Orihuel. «La marca Citrosol -destaca- se ha ganado el respeto de los profesionales del sector porque nuestras soluciones postcosecha proporcionan al cliente resultados verificables». El constante crecimiento en ventas de Citrosol en el último lustro se produce de forma paralela a la generación de empleo y a la inversión en I+D. La plantilla ha pasado de 51 trabajadores al inicio de década, en 2010, a 82 en la actualidad. «Además, el 20% de nuestros trabajadores están dentro de las áreas de investigación y desarrollo, lo que viene a corroborar la importancia capital que otorgamos a la investigación e innovación», subraya Benito Orihuel.

Crecimiento de la firma

Citrosol posee en su organigrama áreas de especialización en biología y tecnología postcosecha, electromecánica e ingeniería, gestión de calidad, química o microbiología, lo que avala el concepto de «doctores en postcosecha», tanto en laboratorio como en campo. La compañía valenciana posee distintas delegaciones en España, además distribuidores en los principales países citrícolas y hortofrutícolas del mundo. Bajo el lema «Resultados que establecen la diferencia», Citrosol continúa internacionalizando su dilatado catálogo de soluciones postcosecha de la fruta.

Según sus gestores destaca que el crecimiento de la firma ha estado marcado en este medio siglo por un «fuerte carácter innovador y un firme compromiso con el conocimiento científico». Eso ha hecho posible a Citrosol crecer en la mayor parte de sus áreas: empleados, pedidos, facturación, ampliación de instalaciones y desde hace poco tiempo, con una mayor presencia internacional a través de su filial de Sudáfrica.

El sector oleícola español provee a Italia ante la escasez de producción

El aceite de oliva de Italia está de capa caída tras una campaña que ha dejado la producción más baja de las últimas décadas, lo que obliga aún más al país a recurrir a la materia de otros sitios como España para alimentar su industria. Según las últimas previsiones del Consejo Oleícola Internacional, la caída de la producción de aceite de oliva en Italia será del 61 % anual en la temporada que va de 2016 a 2017, quedándose por debajo de las 185.000 toneladas.

Fuentes de esa organización detallaron que ese mínimo en la serie histórica contrasta con las 300.000 o 400.000 toneladas que produce el país de media, por lo que auguran una disminución de sus exportaciones y un ligero aumento de las importaciones respecto a la campaña anterior. Italia suele destinar 600.000 tn. al mercado interno y otras 400.000 al exterior, por lo que necesita abastecerse de otros mercados para cubrir la demanda. Mario Rocchi, presidente de la asociación italiana de la industria oleícola Assitol, explica que superan ese déficit importando materia prima de toda la cuenca del Mediterráneo, sobre todo de España, pero también de Grecia, Portugal y Túnez.

El Ministerio español de Agricultura estima que de octubre de 2016 a febrero de 2017 las ventas de aceite de oliva a Italia aumentaron un 69 % respecto a los mismos meses de la campaña precedente, hasta casi 180.000 toneladas. Mientras la industria italiana cuantifica los daños, los precios han ido subiendo progresivamente en los últimos meses: a finales del pasado mayo se pagaba a los productores italianos 5,9 euros por un kilo de aceite de oliva extravirgen, un 66 % más que un año antes. En España el kilo estaba a casi 4 euros, el 36 % más, según el Consejo Oleícola, que mide así el pulso del mercado en los principales productores. efe roma

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