En medio de la crisis económica —apoyados sobre todo por fondos de capital riesgo— emergen nuevas líneas de negocio en el sector de la biotecnología, que en España generan un total de 63.300 empleos directos e indirectos y producen un impacto macroeconómico de 8.189 millones de euros anuales, según constata el informe Relevancia de la Biotecnología en España 2009, realizado por Genoma España. Del impulso de esta actividad en la Comunitat Valenciana se encarga Bioval, una patronal constituida a finales de 2006 con el fin de desarrollar y aprovechar las oportunidades de innovación. En la actualidad ya agrupa a más de 40 empresas de la autonomía, además de centros de investigación y tecnológicos, universidades y hospitales, cuya actividad está vinculada a dicha materia.

La industria biotecnológica española ha experimentado un alto grado de desarrollo en los últimos cinco años, con una tasa de crecimiento anual del 16,25%. Sin embargo, la todavía tiene mucho camino por recorrer hasta equipararse con el resto de la Unión Europea o Estados Unidos en la expansión de este sector. En este proceloso mundo de los negocios, la ciencia se abre camino porque tiene gran impacto en todos los sectores industriales y económicos. Sus aplicaciones van desde las áreas clásicas para el desarrollo de fármacos hasta, por ejemplo, la producción de un nuevo material para envasar alimentos. Por tanto no ha de ser entendida como un sector horizontal que incide en gran variedad de industrias generando productos de alto valor añadido, produciendo mejoras en la productividad y repercutiendo en la calidad de vida de las personas y en el medio ambiente.

En la Comunitat Valenciana, fondos de capital riesgo como Angels Capital, participado por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) y Juan Roig (presidente de Mercadona), participan en la Sociedad Valenciana de Biotecnología Sothis y el Instituto Valenciano del Pie. Entre los aspectos positivos de la biotecnología destaca la relevancia científica en el ámbito internacional, con un incremento del 47% de su producción científica en el periodo 2000-2008. Desde una perspectiva clínica se estima que la importancia de esta materia se ha traducido en 400.000 pacientes tratados en hospitales o ambulatorios del Sistema Nacional de Salud con fármacos o vacunas biotecnológicas. De hecho, un 71% de la inversión de las diferentes administraciones del sector se ha dirigido a investigaciones en la salud pública. Según el estudio presentado por la fundación Genoma España, dos son las principales asignaturas pendientes de la biotecnología española.

En primer lugar, y a pesar de que de 2000 a 2006 se ha triplicado el número de solicitudes internacionales de patentes españolas, la relevancia de la biotecnología en este ámbito es muy bajo. Nuestro país ocupa el noveno y undécimo puesto de la UE-15 en solicitudes y concesiones de patentes europeas.

A pesar de la enorme capacidad de la biotecnología sorprende la escasa generación de tecnología y la ausencia de fondos y programas destinados a este desarrollo. De hecho, en términos financieros, la Biotecnología no consigue mostrarse lo suficientemente atractiva para los inversores privados. Durante el periodo 2000- 2008 el capital riesgo invertido de media en España en el campo biotecnológico representa sólo un 1% del total invertido en otros sectores. Mientras tanto, los agricultores brasileños —el segundo mercado mundial en cítricos— apuestan por los avances en biotecnología para ser más competitivos en el mercado internacional y mantener al país entre los principales graneros del mundo. Las experiencias con transgénicos en este país comenzaron hace diez años. El 71% de la soja plantada en Brasil ya es transgénica, así como el 31% del maíz y el 16% del algodón.

Proceso de globalización

La sociedad actual está inmersa en un proceso de globalización del comercio y políticas de desarrollo que está provocando profundas implicaciones en muchos aspectos de la vida y de la organización social. En ese sentido, a actual revolución científica y tecnológica juega un papel decisivo en los procesos de producción, el empleo y la educación. Las telecomunicaciones, la nanotecnología, o la biotecnología son sectores que muchos analistas consideran como el principal motor de cambio tecnológico, con profundos efectos sobre el desarrollo económico y el cambio estructural, ya que poseen la capacidad de afectar a actividades que generan el 20% del Producto Interior Bruto (PIB), entre ellos: medicina, farmacia, energía, medio ambiente, agroalimentario o químico.

Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer. España y también los países latinoamericanos tienen la oportunidad de posicionarse en un lugar de liderazgo en dos sectores biotecnológicos minoritarios, sí lo reconocen investigadores de la Universidad de Valencia en el análisis realizado en colaboración con la Fundación Idichus, donde concluyen que los sectores alimentario y vegetal españoles tienen un peso relativo mayor en comparación con los países anglosajones.

Sea como fuere, España tendrá que enfrentarse a un obstáculo en los próximos años: el alto coste de desarrollo de nuevos medicamentos y su comercialización, que asciende, según el citado informe de la Universidad de Valencia, a 700 millones de euros. «En España carecemos de un sistema de captación de capital para financiar este tipo de iniciativas con alto riesgo y con un período de desarrollo muy largo, que sí existe en el mercado anglosajón, donde cuentan con mercados de valores que aceptan empresas de biotecnología y está mucho más desarrollada la industria de capital riesgo», reconoce el departamento de Dirección de Empresas de la Facultad de Economía de mencionado centro docente.

España carece de un sistema de captación de capital para financiar este tipo de iniciativas con alto riesgo y con un período de desarrollo muy largo, que sí existe en el mercado anglosajón, donde cuentan con mercados de valores que aceptan empresas de biotecnología y está mucho más desarrollada la industria de capital riesgo. El problema, según los expertos, está en que, al dedicar menos recursos a I+D+i, los productos tienen menor grado de novedad, el impacto en el mercado es menor y las empresas tienen una posibilidad de crecimiento limitado.

En el sector de la biotecnología existen dos modelos de negocio. Por un lado, el modelo de vía larga o modelo de biotecnología de descubrimiento, que tiene predominio internacional y es la referencia en los países pioneros en esta industria (EE UU y Canadá). Estas empresas dedican 10 ó 15 años a desarrollar un nuevo fármaco. Al cabo de esos años consiguen transferirlo a una farmacéutica multinacional y recuperar la inversión. Buscan un descubrimiento y tener un gran impacto en el mercado.

El modelo de innovación y de orientación al servicio implica menores niveles de I+D+i y riesgo. Lo usan empresas que ofrecen servicios de diagnóstico, equipamiento para el sector médico, quirúrgico y clínico, en un entorno en el que hay mayor competencia y menor grado de diferenciación. Los investigadores públicos representan un 75% del total de los investigadores (21.000). La empresa privada debe avanzar.