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El borde del área

El desengaño

Llegó esta semana el desengaño, un verano más. Es inevitable en el mundo del fútbol en una gran mayoría de periodos estivales

El desengaño

Y con cuanta más fuerza se quiere, más duele el desamor y más se odia. La continuidad de Otamendi, parece ahora mismo una quimera de cara al futuro y las formas de manifestarlo por parte de su representante, han encendido al personal. Siempre ha habido, hay y habrá jugadores que quieren venir al Valencia (luego quieren marchar de sus clubes), y futbolistas que quieren marcharse. El problema es la manera de hacerlo. En la forma de Otamendi (porque mientras el futbolista no «respire», asume la actuación de su agente), ha fallado el respeto. Aceptar en el trabajo una oferta mayor es tan humano que usted que me lee, y yo que le escribo aspiramos a que ello nos ocurra en el mercado laboral en el que nos movemos, porque mejorar queremos todos.

Sí es cierto que no me gustan los dobles discursos. Ni el de Otamendi corriendo para hacerse un «selfie» con avalancha incluida en la grada de Almería para luego olvidarse de la gente y enviar a su representante a ningunear al club, ni el del representante contando según qué discurso a según qué periodistas. El problema es que con los antecedentes del argentino (ya tuvo un conato de rebeldía cuando era jugador del Oporto), no tiene pinta de que el culebrón vaya a tener un final feliz.

Cabe ahora desear que si el central va a abandonar el Valencia, primero deje la mayor cantidad de dinero en caja. No se puede asegurar que vaya a ser así, pero de momento el Valencia sí sacó lo que pedía en los dos últimos veranos por Soldado y Mathieu, así que la batalla promete. Y por otro, cabe desearle a Rufete toda la suerte del mundo a la hora de buscar junto con Ayala otro central que sea bueno y que además le guste a Nuno.

Desengaño también el del Valencia CF tras verse fuera de la Comisión audiovisual de la LFP. Tebas se hizo el enamoradizo en el viaje a Nueva York con los de Mestalla, pero a la hora de la verdad no perdonó las buenas relaciones durante una buena parte de la temporada de Salvo con Villar. De nada ha servido, pese al amago de rebelión de Collet, Salvo y Roig en el nuevo reparto, la posterior sumisión. A la hora de hacerle la pelota a Tebas, ya había quien les había tomado la delantera con varios cuerpos de ventaja.

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