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Reportaje

El arquitecto valencianista que construyó el Betis

Eduardo Macià se enfrenta por primera vez al Valencia CF, club en el que estuvo 20 años, siendo jugador, técnico y Director Deportivo - Se fue en 2006 al Liverpool, donde triunfó antes de hacerlo en Grecia e Italia

Edu Macià en su etapa como jugador de la escuela. Levante-EMV

Tendrá sensaciones extrañas, aunque cuando se presente en el estadio de Mestalla, por primera vez en su vida no animará al equipo local. Eduardo Macià es el Director Deportivo del Betis pero ha estado más de media vida luchando por el Valencia CF, desde que entró en la escuela en 1986 hasta que se marchó en 2006 a Liverpool con Rafa Benítez, ocupando siempre puestos cuya responsabilidad iba aumentando poco a poco. En Inglaterra estuvo cinco temporadas, luego emigró al Olympiacos donde pasó unos meses, recaló en la Fiorentina, completando tres temporadas y siete meses de la cuarta, cuando decidió tomarse un breve descanso para regresar a La Liga y construir el proyecto del Betis, el año de su regreso a la élite. Es el dirigente español con más experiencia en el fútbol europeo, tras él han comenzado a emigrar otros.

En la ciudad de Sevilla, el duelo entre el Betis y el club hispalense también se ha trasladado esta temporada a las secretarías técnicas, y a Edu Macià algunos ya le apodan el «Monchi» del Betis. Seis millones tenía para invertir y han llegado jugadores como Van der Vaart (libre procedente del Hamburgo), Joaquín (Fiorentina), Piccini (Fiorentina), Petros (Corinthians), Westermann (libre del Hamburgo), Digard (Niza), Van Wolfswinkel (cedido del Saint-Etienne), Pezzella (River Plate), Tarek (El Gouna), Portillo (Málaga) y Vargas (Fiorentina). Lo que sí les caracteriza a los Directores Deportivos es la valentía a la hora de apostar por jugadores de ligas menores, buscando obtener una rentabilidad deportiva y económica a medio plazo. No todo son aciertos, pero en Eduardo Macià, existe un elevado porcentaje de éxito, de ahí que haya siempre clubes importantes atentos a su situación. Pero la experiencia que vivirá este sábado en Mestalla va a ser diferente y especial para él, ya que nunca se ha medido al club de su vida, y con el que sufre a diario.

Macià entró en la escuela del Valencia CF en 1986, cuando sólo tenía diez años, al destacar en una selección de las Fiestas de los Niños de la calle de San Vicente, y jugó hasta los 18 años cuando tuvo una lesión en la espalda, tiempo que aprovechó para sacarse el título de entrenador. En el curso 1993/94 entrenó al Rumbo para cumplir las prácticas, club que en aquel momento tenía un convenio con el Valencia CF para cederle jugadores, y entre otros entrenó a Pablo Redondo, que llegó luego al primer equipo. Y al año siguiente entró en la escuela para entrenar en el Fútbol-7, primero al Infantil «B» y luego al «A», dirección que compatibilizaba con la de ojeador.

Implantó un sistema para analizar a los rivales que llamó mucho la atención de los técnicos. Tras su labor de ojeador realizaba los análisis de los equipos rivales para el Villarreal, la temporada en la que hubo un acuerdo con el Valencia CF, que les cedió varios jugadores, y en el ejercicio 1998/99 se incorporó a la secretaría técnica del club, hasta ser el máximo responsable de la misma la segunda temporada de Rafa Benítez, siendo nombrado en mayo del tercer año de Benítez en el Valencia CF —cuando se logró el doblete— Director Deportivo y Asesor de la Presidencia (sólo con el paréntesis de siete meses donde Subirats asumió la dirección). La relación y confianza que construyó con Benítez la tuvo anteriormente con Ranieri y Héctor Cúper, que cuando se fueron del club pelearon por llevárselo, pero él no decidió cambiar de aires hasta 2006, emigrando a Liverpool donde estuvo cinco temporadas.

Cuando hacía los informes para el Villarreal en Segunda, detectó a Gerard en el FC Barcelona B, recomendando su incorporación con la carta de libertad. En el Consejo de Administración sorprendió a todos cuando les planteó que Silva se iría cedido al Eibar, curiosamente porque nadie sabía qué fútbol iba a jugar Mendilíbar, con el que casi logran el ascenso y el «Mago» dio un gran paso para su progresión. Ranieri y Héctor Cúper confiaron muchísimo en su «ojo clínico», como Rafa Benítez, pero luego intentó labrarse su camino en solitario, participando en la resurrección de la Fiorentina. Ahora le toca mantenerse con el Betis, con el que querrá puntuar en Mestalla, aunque su cuerpo vivirá las sensaciones más extrañas de su carrera.

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