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La pizarra

Voro, Salvador

El Valencia logra la victoria a domicilio ante el Leganés y sale de una profunda crisis deportiva gracias a las acertadas decisiones del técnico desde el banquillo

Voro, Salvador

El Valencia CF encadena dos victorias consecutivas. El equipo ha logrado salir de una profundad crisis deportiva y la mutación futbolística que vimos ante el Alavés y el Leganés tiene un nombre propio: Voro. La figura del entrenador ha sido clave para que, en menos de una semana, las penas vuelvan a dejar paso a las alegrías. Ayer en Butarque, las decisiones del técnico volvieron a ser acertadas. Voro ha dado con la tecla. Lo ha hecho desde el plano anímico y también desde el futbolístico. Porque el equipo muestra mejor cara. A base de hacerlo fácil. De ir a lo sencillo. Estas son las claves:

Variación del sistema

La primera victoria del Valencia CF esta temporada fue ante el Alavés. Sirvió para dar confianza al equipo y que los jugadores se atrevieran a hacer más cosas. También permitió realizar las primeras variaciones tácticas, y presentarse en Butarque con una imagen de equipo mucho más compacto. El sistema pasó a ser el 4-2-3-1 tan solicitado y reclamado para el equipo. Voro reforzó el centro del campo y juntó líneas, y le dio mucha más libertad de acción a Parejo, que ayer se mostró mucho más suelto que cuando le pita Mestalla. Aún así, y el que el Valencia CF ofrecía una imagen distinta a la de Pako Ayestarán, tuvo que esforzarse al máximo y trabajar ante un Leganés que se había adelantado en el marcador al aprovechar uno de esos errores defensivos „en este caso Montoya„ que tanto están penalizando. El empate llegó gracias al trabajo de Rodrigo „los locales reclamaron una falta del valencianista„y a la definición de un Nani que ayer disputó su mejor partido, o el más completo, desde que llegó a Mestalla.

Confianza en la remontada

Tras el empate en el marcador, el Valencia CF ganó en motivación y en confianza. No es que hiciera algo no habitual, tampoco Voro se sacó ningún conejo de la chistera, sino que el equipo creció en el terreno de juego, y supo jugar el partido que más le convenía. La defensa se armó un poco más, tuvo la ventaja del sacrificado trabajo de Enzo Pérez en el medio del campo, y tanto Rodrigo como Nani continuaron a la suya. Al Valencia CF se le veía mejor plantado en el campo en esta segunda mitad que a su rival, y tal y como pintaba el partido, cualquier apostante hubiera puesto un dos en la quiniela.

El gol de Mario Suárez encarrila el triunfo

El tanto valencianista tenía que llegar. Y lo hizo. Mario Suárez tocó lo justo un balón que acabó en la red y que ponía en ventaja a su equipo. Con el 1-2 en el marcador, Voro continuó tirando de manual para que el equipo fuera mejor. El Leganés se estiró buscando el gol del empate, lo que permitió al Valencia CF tener muchos más espacios y a Parejo más libertad de acción para mover el balón y lanzar a sus compañeros hacia arriba. Las contras no se hicieron esperar y, tal y como pintaba la cosa, el Valencia CF estaba mucho más cerca de marcar el tercer gol que el Leganés lograr el empate.

La parada del penalti fue la jugada decisiva

Mediada la segunda mitad llegó la jugada decisiva del partido. Esa que acabó por evidenciar que el partido iba a tener un dueño. Alves cometió un penalti absurdo, pero el propio guardameta brasileño, todo un experto en pararlos, estuvo acertado para evitar el gol «pepinero». Si el Valencia CF ya había recuperado la confianza tras remontar el tanto inicial de los locales, el subidón de autoestima tras esta jugada fue monumental. Si además, a todo esto añadimos que Voro movió de maravilla el banquillo, con cambios y sustituciones cargadas de criterio, explicaremos que al final del encuentro se llegara con la segunda victoria consecutiva en la Liga. Porque, la entrada de Abdennour buscando cortar el juego aéreo del Leganés, la de dar mayor libertad de acción a un «todoterreno» com Gayà, o la de oxigenar la línea de tres con un hombre de refresco como Munir, tienen todo el sentido del mundo. También la de Bakkali, que aunque fuera un poco para perder tiempo, respondía al intento de poner la guinda.

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