Tras un esfuerzo descomunal, el Valencia ha superado a la mejor versión del Real Madrid. Como en los buenos tiempos. La victoria es un síntoma inequívoco de su ansiada rehabilitación. Ganar al Athletic y al Madrid en cuestión de 4 días es una recuperación en toda regla. Un triunfo, el de esta noche, argumentado en la confianza plena en sí mismo. Tras una primera parte prodigiosa, el equipo de Voro resistió firme toda la segunda parte en una batalla apasionante. Perdió por lesión a Nani, primero, y a Zaza después, y no le quedó más remedio que atrincherarse. El italiano, con un golazo, y Orellana habían adelantado al Valencia en el arranque del partido. Cristiano remontó antes del descanso.

La puesta en escena del Valencia fue apoteósica. Dos contras en 8 minutos pusieron Mestalla patas arriba. En la primera, Zaza armó un remate increíble, propio de un delantero centro de primera clase. Recogió el centro de Munir en el corazón del área, se dio la vuelta y con la zurda voleó a la escuadra. En la siguiente, Nani dejó solo a Orellana ante Keylor Navas y el chileno, con mucha sangre fría, le coló la pelota entre las piernas.

Dos veces había pasado el Valencia del centro del campo y ya ganaba 2-0 ante la incredulidad de los futbolistas del Real Madrid, que habían saltado al campo con la firme decisión de dominar la pelota. Su plan de atacar se intensificó en los siguientes minutos. Casi todo lo intentó por la izquierda. Es lógico. Allí estaba Cancelo, obligado sustituto del lesionado Montoya, más cualificado para defender que el portugués. El Madrid tenía motivos para buscar a Cristiano y a Marcelo, muy animado en tareas ofensivas. Dos ocasiones creó el equipo de Zidane en un momento: un remate de Cristiano al segundo palo y un zapatazo de Benzemá, respondido con una acrobática parada de Diego Alves.

Con el tiempo a favor, el Valencia contemporizó el juego durante un rato. La clave estaba en el medio campo, el trabajo de Enzo Pérez resultaba fundamental. Objetivo: anular en lo posible a Kross y Modric, los resortes del juego morado.

El Valencia jugó a la contra y uno de sus grandes valores era Nani. Voro perdió a un elemento clave con la lesión del portugués a la media hora. Pidió el cambio (Voro dio entrada a Siqueira), señalándose a la ingle, tras crear la última ocasión de su equipo antes de que el Madrid recortase distancias. Fue con un impecable cabezazo de Cristiano al límite del descanso.

El partido estaba totalmente abierto para la segunda parte. Sucedió lo que todo el mundo imaginaba: que el Madrid subió las revoluciones y encerró al Valencia en su área. Atacó de todas las maneras y por todos los lados. Trabajo extra para todos los futbolistas del Valencia. Cristiano pidió penalti en un forcejeo con Mangal. A continuación, Enzo Pérez se ganaba la tarjeta por una entrada sobre Marcelo, mientras le echaba la bronca a Cancelo, en un retrato del mal momento que vivía el Valencia.

Voro refrescó la situación con la entrada de Carlos Soler por Orellana. Era evidente que urgía más control del balón ante el acoso madridista. Hasta los 15 minutos no llegó la primera ocasión del Valencia tras el descanso, en una internada de Parejo sólo frenada por Keylor Navas.

El Madrid no necesitaba la ayuda arbitral, o sí, y la encontró. El árbitro no pitó dos penaltis sobre Zaza, empujado cuando iba a rematar a gol, y Munir, pisoteado por Ramos en la frontal del área. El partido había entrado en el terreno de la épica. El italiano se retiró lesionado y Voro recurrió a Mario Suárez. Zidane había dado entrada a su toda su artillería, incluido Bale.

Los últimos minutos fueron un suplicio para Mestalla. El Madrid acumuló ocasiones, una tras otra, mientras el Valencia se defendió como un jabato.